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viernes, 21 de febrero de 2020

Aves de Presa, o cómo combatir el machismo con... ¿misandria?

Antes de ir al meollo de la cuestión, quisiera hacer un pequeño disclaimer: no he venido aquí a hacer leña del árbol caído. Aunque en este artículo voy a examinar por qué la peli no me ha convencido y a ratos incluso me ha molestado, el relativo fracaso de taquilla de Aves de Presa no me alegra, ni creo que vaya a traer ninguna consecuencia positiva. Es genial que se hagan películas como esta, en las que el equipo creativo principal es femenino, porque esto solo puede significar abrir más espacio para que entren un montón de mujeres con cosas nuevas que aportar, y eso solo puede redundar en un panorama cinematográfico más rico y variado, mejor para todo el mundo y que dé más oportunidades a voces nuevas. Pero dicho esto, tengo que confesar que Aves de Presa no me pareció muy buena película, y me dejó un sabor de boca un tanto enrarecido.
La cosa pintaba bien: la Harley Quinn que interpretaba Margot Robbie era, por goleada, de las mejores cosas que ofrecía ese artefacto llamado Escuadrón Suicida, que formaba parte del cada vez más estrambótico DCEU. Hago un inciso para declarar que me fascina cada nuevo movimiento que hacen porque, en este sentido, son mucho más imprevisibles que el MCU, y ahora que las pelis en solitario en general están funcionando mejor que las de grupo, da curiosidad ver por dónde seguirán los tiros... ¿Un reboot de Batman? ¿Un reboot de Superman? ¿Ambos reboots se seguirán ambientando en el universo de los personajes que sí han funcionado, como Wonder Woman, Shazam o Aquaman? ¿Es verdad esa teoría de que la peli de Flash va a servir de excusa para hacer ese reboot parcial? Sí, puedes criticarle muchas cosas al DCEU, pero nunca le podrás acusar de ser poco dinámico.

En fin, volviendo a Aves de Presa, como decía, todo era muy prometedor al principio. Margot Robbie es una actriz con un talento y un carisma tremendos, y el papel de Harley le va como un guante (y en esta peli vuelve a demostrarlo). Las imágenes promocionales tenían una pinta fantástica, llenas de colorido y creatividad; en particular me fascinaban esas paletas de colores ácidas y la predominancia del amarillo, el rosa y el azul en algunas de ellas. Se acababa el rollo "oscuro" de Escuadrón Suicida.

No me digas que este cartel no es maravilloso

Pero llega la peli, y resulta que todos esos colorines envolvían un producto bastante más oscuro de lo que parecía: la peli es extremadamente violenta, y lo es de una forma bastante explícita y "sucia". Hay escenas que huesos crujiendo y caras siendo despellejadas que a una parte del público le revolverán en su silla, y a otra directamente le impedirán el paso: la película se gana su calificacón de R en EEUU, para mayores de 16 en España, y personalmente creo que es aquí donde se encuentra uno de los motivos de que no haya tenido mejor taquilla. Con un marketing tan divertido y colorista, que podía atraer a una buena parte del público infantil, es una lástima y parece contradictorio revelar después un contenido tan cafre.

Pero no he venido aquí a hablar de eso, sino del contenido "ideológico" de la peli, y es aquí donde pienso que ha patinado más. La película lleva por bandera el feminismo, desde el momento en que está dirigida, guionizada, protagonizada, y producida por mujeres, y su contenido es, en definitiva, una lucha de mujeres contra hombres. En algún momento, alguien del equipo (¿todo el mundo?) se han creído esa idea tan de VOX y similares de que el feminismo pretender destruir al hombre, el cual es malo por naturaleza, y por tanto, una peli "feminista" debe consistir en dos horas de tías machacando a tíos. TODOS y cada uno de los personajes masculinos de la peli son malvados, corruptos, tontos y/o traidores (si no recuerdo mal, ¿con la posible y única excepción del cocinero que hace los bocatas favoritos de Harley?). Todo empieza muy bien con la decisión de Harley de romper sus ataduras emocionales con el Joker (¡bien por ti! ¿Quién querría en su vida a ese engendro grimoso que encarnó Jared Leto?), pero lamentablemente la peli ipso facto se olvida de las sutilezas y los matices, y mete decididademente a todo el equipo XY en el saco de lo despreciable.

Párrafo aparte merecen los dos malos principales, que nos traen de vuelta a un viejo conocido: ese antiguo y casi olvidado cliché del cual con gusto me habría despedido para siempre, que es el mariquita malvado.  Hoy en día parece mentira, pero hubo un tiempo (¡no hace tanto!) en que, en el mundo de la ficción, uno de los atajos para indicarle al público que un personaje era misógino, antisocial y malvado, era ponerle mucha pluma y sugerir que era gay. Hay tantos ejemplos que podríamos estar mucho rato nombrándolos, pero así a bote pronto, tenemos a Hades de Hércules, Xerxes de 300, Scar de El rey león, Frank-N-Further de The Rocky Horror Picture Show, a Freezer de Dragon Ball... Este viejo cliché hunde sus raíces en el mito de que un hombre, por ser gay, tiene que necesariamente sentir "asco" de las mujeres (porque no valen las medias tintas, y lo contrario de la atracción, por lo visto, tiene que ser la repulsión, en vez de, simplemente, la no-atracción). Por otra arte, alguien que desafía un pilar tan básico de la masculinidad como es la atracción por las mujeres, pero que se comporta de manera femenina, tiene que estar muy mal mentalmente, ¿no? Y eso solo puede significar que es perverso y, por extensión, misántropo. En fin, en resumen, el cliché parte de supuestos obviamente homófobos, y es por eso que era de esperar que según la sociedad fuera avanzando, lo fuésemos desterrando al panteón de las cosas que hoy día da apuro ver, como los viejos anuncios de mujeres fregando suelos mientras el marido lee el periódico.

"¿Yo, malvado? Pero si soy divino..."

En la peli que nos ocupa, Ewan McGregor (¿¡por qué nos haces esto, Ewan!? Con lo que tú has sido) se dedica a hacer gestitos, chilliditos y mohínes junto con su novio pareja en el crimen durante media peli, componiendo a un villano, Roman Sionis, cuyos principales rasgos son su misoginia y su pluma. Odia a Harley por ser mujer, y, suponemos, odia a las mujeres por ser gay. Sí, lamentable. Su compi no sale mejor parado, y ambos retratan algo que si bien nunca se explicita en la peli, esrá bastante claro que es una pareja sentimental. Existe la teoría de que, en el montaje original de la peli, el hecho de que sean pareja era mucho más explícito que después de que se hicieran los reshoots (¿regrabaciones? ¿rodaje adicional? ¿alguien sabe cómo se traduce esa palabra?). Pero dado que los test con público iniciales no arrojaron opiniones favorables, se decidió enmascarar un poco este dato, entre otros retoques. Una pista que avalaría esta teoría es que, según avanza la peli, el personaje de Ewan parece ir teniendo menos pluma, y al parecer en las entrevistas iniciales el actor parecía aludir a la relación entre su personaje y Victor Zsasz de una forma más explícita.

La peli compensa en parte este, en mi opinión, patinazo, con el personaje de Renée Montoya, la cual al principio se explica que es lesbiana y la ex de otra investigadora de la policía. Así como en el caso de Roman Sionis el personaje es bastante plano y su sexualidad parece "definir" su maldad, en el de Montoya el personaje tiene más matices y el hecho de ser lesbiana es tratado como un dato anecdótico más del personaje, que ni la define ni la encasilla en ningún rol determinado.


Y es aquí donde personalmente creo que estaría la clave para hacer un film verdaderamente feminista, y no una fantasía misándrica como esta peli, donde las autoras parecen pensar que tener a un grupo de tipas duras dándoles hostias a un ejército de hombres uniformemente tontos, corruptos y malvados es el punto culminante del feminismo. No se trata de idealizar a ningún sexo ni caricaturizar al otro, sino de analizar las estructuras de poder que funcionan en la sociedad y que impiden que exista la igualdad real, y sobre todo cómo esas estructuras influyen de formas sutiles y no tan sutiles en cada persona dependiendo no solo de su sexo, sino también de sus características personales. Podemos ver alguna pincelada de esto en cómo sus superiores boicotean a Renée Montoya para atribuirse el mérito de sus logros (¿cuántas veces en la historia ha ocurrido esto? ¿conoces el caso de la ex de Einstein, Mileva Maric, la cual tuvo que ocultar sus importantes aportes a la teoría de la relatividad para que únicamente se llevara la fama él?), o en cómo cuando Harley decide cortar con el Joker se viene a bajo toda la protección virtual que tenía frente al resto de malhechores de Gotham. Pero la peli deja todo esto bastante en segundo plano y decide tirar por la vía simplista del "buenos vs. malas" que hemos comentado.

Dadas las cifras que está cosechando, el futuro de la franquicia parece peligrar bastante... Pero, pese a todo, ojalá Margot Robbie obtenga la oportunidad de enfundarse en la colorida ropa de Harley una tercera vez, y pueda ahondar más en la complicada psique de este personaje lleno de potencial, capaz de hacer las mayores burradas mientras sonríe como una loca, y, a medio camino, ponerse seria y hacer un acertado diagnóstico psicológico de los que la rodean. No todos los días las pelis de acción nos sorprenden con alguien tan inusual, y sería una pena que todo se terminara aquí.

lunes, 4 de marzo de 2019

Queridos haters de Capitana Marvel: ¿queréis esperar a ver la p*ta película?




Esta semana se estrena por fin la última película del Universo Cinematográfico Marvel o UCM, y cierto sector del público no se lo está tomando muy bien. Una visita a YouTube te descubrirá varios vídeos analizando por qué la peli tiene toda la pinta de que va a ser "un panfleto feminista". Otros hacen cábalas de cómo va a fracasar. En Rotten Tomatoes la peli tenía un porcentaje de "intención de verla" bajísimo, antes de que la web retirara este absurdo parámetro. El cabreo de estos "fans" parece centrarse en varios puntos, que desgloso y comento a continuación.

La primera polémica surgió con el trailer. Muchos lo consideraron poco impactante, y le veían cara de aburrida y seria a Brie Larson en el papel. Pues oye, sobre esto poco puedo decir, porque finalmente es una cuestión de gustos. A mí mismo no me ha parecido un gran trailer, y es cierto que Larson no transmite mucha intensidad. Además tengo el problema de que las space operas no me gustan nada (las dos entregas de Guardianes de la Galaxia y Thor: Ragnarok han sido mis dos pelis menos favoritas del UCM), y me temo que en esta ocasión los tiros van a ir por ahí. En definitiva a lo que voy es que criticar un trailer me parece legítimo: lo has visto y no te ha gustado, perfecto. Ahora bien, no nos olvidemos de que los trailers engañan, y de muchas maneras: con un montaje que puede dar a entender muchas cosas que luego no son ciertas, con una música que puede ni tan siquiera aparecer en la peli, con unas escenas que asimismo quizás ni salgan en el montaje final... Hay trailers maravillosos de pelis que son pésimas, y a la inversa. Si quieres ver el poder del montaje y la música, te recomiendo que entres en YouTube y veas los trailers recut. Y descubrirás que Mary Poppins puede parecer una peli de terror gótico, Top Gun un romance gay, El resplandor una alegre comedia familiar... Conclusión: espera a ver la peli y no le des demasiada importancia al trailer.

Respecto a la "seriedad" de Larson, la cosa es más espinosa, y una serie de fans tuvo la idea de retocar los carteles para poner a la Capitana sonriendo. Lo irónico del caso es que cuando se enteró de esto, la actriz comentó que este tipo de críticas ya se las esperaban, y al parecer la peli incluye una escena en la que un hombre le pide a Carol Danvers que sonría, una experiencia que las mujeres a menudo viven. Y en esta ocasión, la misma campaña de plantarle una sonrisa en la cara a Danvers es en sí misma un ejemplo perfecto de esto y una muestra del doble rasero con que se la juzga porque... ¿en alguno de los carteles de las otras pelis del MCU ves a algún tío sonreír? ¿Dónde estaba esa gente tan ansiosa de ver sonrisas todos estos años?



Pero luego vino lo chungo de verdad. En una entrega de premios (los Women In Films Crystal + Lucy Awards, los premios con el nombre más largo y complejo de la historia), Brie Larson dijo que sería necesario que el perfil de los críticos de cine fuese más variado. En su propia experiencia en las ruedas de prensa, estos suelen ser varones blancos. Una parte del público reaccionó con furia ante este comentario. ¡Otra vez atacando al varón blanco heterosexual! Este pobre colectivo, tan oprimido y ausente en las anteriores veinte películas del UCM, así como en el resto de pelis, series, libros, cómics y cualquier otra cosa, reclama su huequito en el mundo. ¿Es tanto pedir? MODO IRONÍA OFF.

Ahora me pongo serio. En primer lugar, es obvio que el UCM está copado por hombres blancos heterosexuales, así que francamente, esta actitud de ponerse a la defensiva por la ÚNICA Y PRIMERA peli del UCM después de diez años protagonizada por una mujer es absurda. A nivel más sociológico, el comentario de Brie Larson tiene mucho sentido. Las películas evidentemente pueden (y deben) se disfrutadas por cualquier persona, independientemente de si sus protagonistas son de la misma raza, sexo, orientación y signo del zodíaco que tú. Pero como todo el mundo sabe, hay experiencias vitales que resuenan más intensamente con ciertos colectivos porque las han vivido. Seguramente no es lo mismo que yo vea una película bélica a que lo haga un veterano de guerra que lo ha sufrido en sus carnes. De igual manera, si en una peli se trata el racismo o la homofobia, es más fácil empatizar si por tus circunstancias has vivido esas cosas (y si no las has vivido, una peli, o cualquier obra de ficción bien hecha, es una oportunidad perfecta de ponerte en la piel de otra persona. ¡Pruébalo! ¡No te preocupes, los gays llevamos décadas viendo comedias románticas de parejas heteros y no nos ha pasado nada!). Y es por ello por lo que es importante que entre los críticos de una peli haya variedad, porque en definitiva ellos son los que nos dan a los demás un primer sesgo a la hora de valorar una peli. Si el colectivo que hace esta primera, y en ocasiones crucial,valoración, es homogéneo, cabe la posibilidad de que en sus críticas se pierdan matices que otras personas distintas con otros bagajes distintos sí iban a apreciar. Y por último: Larson no ha pedido que se vete la entrada a nadie, así que menos dramas.

Poco después, Rotten Tomatoes cambió su diseño y retiró el medidor de "intención de ver", y ahí se armó otra buena.  ¡Las feminazis otra vez tratando de censurar a los hombres! Bien, ¿pues sabéis lo que opino? Que ese parámetro era absurdo, y el bajo porcentaje con que contaba la peli era un obvio intento de troleo por parte de la tribu de los Odiadores Unidos. Las ganas que tú o un millón de personas puedan tener de ver una peli es algo completamente irrelevante y no tiene ninguna relación con su calidad. Y si efectivamente quitaron el medidor por eso, me parece perfecto, porque solo le veo utilidad para fomentar ataques malintencionados en masa de este estilo. Al hilo de esto, me gustaría recordar a la gente que Marvel es una empresa, no una ONG, y su intención última es ganar dinero; y para hacer eso uno no intenta sabotear, ofender ni ahuyentar al público, sino ampliarlo. Así que quitaos ya de la cabeza la idea de que esto es un ataque contra los hombres, o que la presencia de un superheroína poderosa os amenaza de alguna manera.


La cosa se ha ido tanto de las manos en esta estúpida campaña de odio, que al actor de Shazam!, Zachary Levy, han empezado también a acosarlo por las redes por haber quitado la razón a los trolls que decían que su personaje era el único que podía llamarse Capitán Marvel, y haberse negado a participar en un estúpido enfrentamiento entre las dos pelis (¿podemos ver ambas y dejarnos de idioteces, por favor?). Resumiendo, en efecto el nombre de su personaje fue originalmente el mismo que el de la Capitana Marvel, y fue creado antes que esta; pero Marvel lo registró legalmente en una época en la que dicho personaje no se estaba publicando y por ello DC lo renombró como Shazam, así que el asunto es puramente de índole legal y no ideológica.

En cuatro días se estrenará por fin la película, y ya podremos juzgar si es buena, mala o regular. Y por supuesto el juicio será independiente del sexo de su protagonista, lo cual espero que sea capaz de hacer cualquier persona con un criterio mayor que el de un niño de diez años gritando en el patio del colegio "¡niños contra niñas!". Hasta entonces, habrá que aguantar unos días más de rabietas chorras.

sábado, 9 de febrero de 2019

Una recomendación: Obscenidad, de Rokudenashiko



Cuando se piensa en Japón, mucha gente tiene la idea de que es un país "avanzado". Yo mismo lo creía. En este blog me parece haber hablado alguna vez de cómo viendo sus series y mangas uno podía llegar a pensar que también era una sociedad muy avanzada a nivel de derechos e igualdad. Al fin y al cabo no era difícil encontrar personajes LGBT o al menos de sexualidad ambigua, chicas guerreras, a menudo un contenido sexual mucho más claro en obras juveniles que otras obras occidentales...

Lamentablemente, esta imagen no se corresponde con la realidad social del país. Los derechos LGBT en Japón, si bien no están al nivel de atraso de otros países, y tu vida digamos que no corre peligro por salir del armario, están aún en pañales, y me temo que todo indica que es una sociedad muy reacia al cambio, por lo que mientras el resto del (¿primer?) mundo vamos a buen ritmo, allí la cosa va a ir con mucha calma hasta que se pongan al día. Y si hablamos de igualdad entre sexos, bueno, bueno, digamos que esto junto com el nivel de mojigatería y atraso del país en materia de sexualidad queda reflejado con total claridad en el manga del que quería hablar hoy, Obscenidad, de la artista Megumi Igarashi, también conocida con el nombre artístico de Rokudenashiko ("inútil").

Un buen día, la autora tuvo la inocente idea de hacer un molde con arcilla de su manko (vagina, en japonés). A continuación lo decoró con purpurina y colorines, y empezó a crear todo tipo de obras de arte a partir de esa forma básica, que hay que decir que pese a lo que pueda parecer, eran muy infantiles y graciosas, perfectas para cualquier amante de lo cuqui.


En un momento dado, la artista tuvo la idea de crear una canoa en la que el hueco para meterse era una gran vagina. Para poder llevar a cabo su idea, Rokudenashiko puso en marcha un crowdfunding, y el regalo para los colaboradores consistió en enviarles el archivo 3D de su vagina, para que pudiesen imprimir en cualquier impresora 3D los objetos que quisiesen con esa forma. Lo que no se imaginaba la pobre es que la policía llevaba un tiempo siguiéndole la pista (al parecer cierto comisario fue a ver exposiciones manko suyas en dos ocasiones), y un día de repente presentó en su casa para arrestarla. Y llevarla a la cárcel. Sí, todo esto ocurría en pleno 2014.

Lo que siguió fue un vía crucis por el sistema penitenciario japonés, que este manga refleja en toda su arcaica e hipócrita gloria. Resulta que el código penal japonés considera delito de obscenidad el mostrar explícitamente genitales por ningún medio público, ni siquiera cuando la obra en cuestión va dirigida a adultos. El quid de la cuestión es que esta prohibición ha sido ignorada en multitud de ocasiones, y la autora pone dos ejemplos indignantes por lo significativos que resultan. El primero de ellos es el Kanamara matsuri o  festival del pene de acero de Kawasaki, donde desfila por las calles un enorme falo rosa. En Google encontrarás cientos de imágenes de gente encantada con la estatua y chupando piruletas conmemorativas sin que ningún policía trate de detenerlos ni enviarlos a una cárcel donde no se les permita ni hacer una simple llamada a los familiares. El doble rasero es tan obvio que no me voy a parar más en esto.

En el festival también venden piruletas




El otro ejemplo que pone es una publicidad de revistas porno que vio en un tren, donde se veía a unas chicas desnudas; y de ese ejemplo hay más que decir. ¿Por qué la policía no actuaba contra eso, y para colmo en un contexto público como es un tren? Porque, como la propia Rokudenashiko explica, lo que en el fondo les molestaba es que sus creaciones de arte vaginal están creadas y controladas por ella misma. Es una mujer explorando su propio cuerpo de una manera divertida, desenfadada y no sexualizada. Sus figuritas, su canoa y todo lo demás no están hechas para excitar a ningún nombre, y no la cosifican como objeto sexual lista para el consumo. La consideraban obscena porque en su obra ella es la protagonista, y no una víctima ni un objeto de deseo. En última instancia, lo que ocurría es que la sociedad japonesa, profundamente sexista y patriarcal, trataba de poner a esta rebelde en su sitio, de hacerla callar y volver a ponerla en el estrecho cajón de las muchachitas tímidas-pero-sexys, de las lolitas en mini falda levemente sonrojadas, de las superheroínas de grandes escotes y de las amitas de casa mojigatas y dulces que están en casita preparando las cenitas de sus mariditos.



Mientras nos narra la odisea que vivió, Rokudenashiko reflexiona sobre el enorme tabú que existe en Japón en torno a los genitales femeninos (hay varias escenas en las que la autora se ríe porque debido a la causa de su encarcelamiento, durante su proceso judicial en varios hombres formales y "respetables" se ven obligados a decir la palabra manko, para su gran incomodidad), y a través de sus talleres varias mujeres llegan a conocer y apreciar sus propias vaginas, que hasta ese momento estaban invisibilizadas... Y todo ello contado con una sencillez y una espontaneidad que engancha.

En fin, no me quiero extender más porque de verdad  creo que merece la pena hacerse con este manga y descubrir todo lo que nos tiene que contar. Rokudenashiko es una persona increíble, espontánea y divertida, y es emocionante la humildad con que reconoce que toda su campaña por la liberación del manko empezó de la manera más frívola e inocente, sin que pretendiese hacerse abanderada de ninguna causa, sino por simple deseo de divertirse y experimentar con su cuerpo para hacer arte. Partiendo de su situación, el cómic, narrado de una manera muy amena y divertida pese a que en muchas ocasiones el contenido es indignante, nos muestra una interesante y crítica visión del Japón actual, del sexismo que impera y de su corrupto sistema penitenciario.

Y si alguien se anima a comprar una de sus encantadoras figuritas, dejo aquí el enlace a su tienda.

martes, 12 de junio de 2018

Jurassic World: El reino caído, la maternidad y la masculinidad


Cuando hace un par de años salí del cine tras ver Jurassic World, estaba indignado. Aquí podéis leer la versión larga de lo que me pareció esa película, pero en resumen el problema es que su mensaje de fondo respecto al personaje de Claire (Bryce Dallas Howard) era extremadamente retrógrado: venía a decir que toda mujer tiene que desear ser madre, y si no lo hace es una frígida que debe ser curada por un macho alfa. Y efectivamente, cuando acababa la película, Claire había asumido finalmente un rol maternal respecto a sus sobrinos, y había abandonado su rol de ejecutiva inhumana para abrazar su lado más aventurero y sensual junto al machote de Owen ("¿Quieres consultarlo aquí o en mi bungalow?").

Así pues, ¿qué nos encontramos en esta segunda parte? ¿Seguimos en las mismas o hemos avanzado? Pues debo decir que, si bien en esta ocasión dirige J. Bayona y no sentí indignación cuando llegaron los créditos, el guión sigue siendo obra de Colin Trevorrow, y esto se nota porque el trasfondo temático de la peli continúa regando la semilla que la anterior peli plantó. Me explico.

Al comenzar Jurassic World: El mundo caído, Claire es una persona muy diferente. Sigue siendo una mujer poderosa, pero ya no habita ese mundo corporativo que la hacía tan antipática en la primera parte; y ahora dirige una especie de ONG dedicada a defender los derechos de los dinosaurios (lo sé, la idea es un tanto ridícula por inverosímil, pero la peli dentro de lo que cabe la defiende lo mejor que puede). Ahora es simpática, ya no lleva tacones y tampoco mira a la gente por encima del hombro. Punto para Claire. Durante el primer acto de la película Claire se reencuentra con Owen, y tienen una conversación bastante divertida sobre quién dejó a quién; y de nuevo tengo que concederle a Trevorrow que esta vez la cosa es bastante ecuánime y no se intenta hacer quedar mal al personaje de Bryce Dallas Howard para que el público tome partido por Owen, como se hacía claramente en la primera parte. En las siguientes escenas nos siguen presentando a nuevos personajes, y resulta que uno de ellos es Maisie, una niña huérfana de madre. Ups.

Y así, según avanza la película, todo conduce inexorablemente a ese final que ya nos podemos oler en cuanto conocemos a la niña. Su padre resulta a) no ser su padre y b) ser malvado, y dos dos figuras familiares más importantes pronto son eliminadas de la ecuación. Un poco más tarde, nos enteramos de que la niña es en realidad un clon de su madre; y en otra escena bastante desconectada del resto de la película, el doctor Wu echa en cara al falso padre de Maisie que su nueva y más mortífera creación, el Indosaurus, necesita a una madre, por causas totalmente cogidas por los pelos y que nunca más son desarrolladas a lo largo de la película. Es evidente por qué: en realidad el guión no está hablando del Indosaurus, sino de la pequeña Maisie, la otra obra de ingeniería genética sin madre de la peli. ¿Y qué personaje tiene como trama central el cuidar (es decir: hacer de madre) de todos esos dinosaurios creados artificialmente que los demás quieren matar o explotar?

"Lo de firmar los papeles de adopción lo dejamos para otro día que no no persigan dinosaurios, ¿vale?"
Evidentemente los caminos de Claire y Owen no tardan en cruzarse con el de Maisie, y de inmediato  se convierten en sus padres adoptivos de facto. Y así, la película continúa la subtrama de Claire y la maternidad como único destino apropiado para una mujer. Si en la primera parte Claire debía desprenderse de su coraza de hielo y aprender a querer a sus sobrinos, en esta parte ya ha madurado y por fin está lista para el siguiente paso: adoptar a su primera hija. En esta ocasión al menos el mensaje está transmitido con mayor sutileza y sin humillar al personaje, y probablemente por ello no me produjo la misma indignación que Jurassic World.

La película presenta otra subtrama que vale la pena analizar desde la perspectiva de los roles de género, y aquí en cambio no es nada sutil. Entre los compañeros de la ONG de Claire está Franklin (interpretado por Justice Smith), que hace el rol de experto en ordenadores del grupo. Franklin es la antítesis de Owen, si bien de manera distinta a como también lo era Claire en la primera parte. Donde Owen, que representa en esta saga al ideal de hombre ("yo soy el macho alfa, chaval", decía en la primera parte), es valiente, resolutivo, pragmático y en definitiva viril, Franklin es miedoso, delicado, intelectual y claramente femenino. Tanto que incluso usa crema antimosquitos, que es la primera forma del guión de decirnos "mira, ¿ves qué mariquita es?" Por si no queda claro, la peli lo subraya más incluyendo una escena humorística en la que la gracia está en que Franklin da un grito agudo de chica al ver a un dinosaurio. Y para terminar de mandar el mensaje, tenemos unas cuantas escenas en las que Owen debe salvarle de diversos peligros. En resumen, Franklin es la damisela en apuros de la peli. Y como ya puedes imaginar, su subtrama básicamente consiste en aprender a ser un poco "más hombre" (de manera paralela a como Claire debía aprender a ser "más mujer"); dejar un poco de lado el uso de su intelecto, lo cual queda reflejado simbólicamente cuando pierde las gafas en el agua, y aprender a usar su cuerpo para salvar a su compañera, incluso usando la pistola de dardos tranquilizantes (pocas cosas más viriles en el mundo de la ficción que usar una pistola). En las películas de acción, ser muy intelectual, frente a ser un tipo de acción, es algo bastante mal visto, así que si bien la subtrama de Franklin me parece machista, también debo reconocer que al menos la película también le muestra siendo útil a los demás personajes en su papel de experto en informática.

Tú también pondrías esta cara si te persiguiera un dinosaurio

En definitiva, si bien la peli ha logrado no ser tan machista y retrógrada como su predecesora, si la miramos un poco más de cerca vemos que continúa lanzando mensajes bastante conservadores en lo que a los roles de género se refiere. Solo queda esperar a ver qué nos traen en la tercera parte, y ver si con suerte las cosas siguen yendo a mejor. Y una última cosa: por favor, señor Trevorrow, a ver si nos curramos más el guión para justificar que los dinosaurios escapen de sus jaulas. Que ya todos sabemos que al final lo van a hacer, pero es que a ratos los personajes parecen tontitos...

viernes, 11 de mayo de 2018

El desprecio a Eurovisión y su relación con el machismo y la homofobia

 
Ay, Eurovisión. Si hiciéramos un hipotético top ten con los temas que generan más polémica, además de la política, la religión y el fútbol, seguro que Eurovisión se haría un merecido hueco. Lo amamos y lo odiamos, y aunque supuestamente nadie lo ve, y muchos desearían verlo borrado de la faz de la tierra, año tras año por estas fechas casi todos conocemos perfectamente la canción que va por España. Y, por supuesto, al día siguiente del certamen, todo el mundo sabe cómo quedó.
Antes de entrar de lleno en la teoría que voy a exponer, quiero hacer dos puntualizaciones. Una: como en todo lo demás, todo el mundo es libre de tener su propia opinión sobre Eurovisión.  Te puede gustar o no gustar, y si no te gusta, no tiene por qué ser debido las circunstancias de las que hablaré en esta entrada. Así que espero que nadie se sienta personalmente ofendido, porque lo que intentaré hacer es una reflexión a nivel sociológico, sin entrar en lo personal. Y dos: el hecho de que Eurovisión tenga una evidente vinculación con el mundo gay mainstream no implica que por ser gay automáticamente tenga que gustarte, ni viceversa.

Aclarado esto, lo que quiero decir básicamente es lo siguiente: que el virulento desprecio que mucha gente siente por Eurovisión, en muchas ocasiones parte del machismo y la homofobia que existe en nuestra sociedad. Seamos realistas: aunque determinados países más conservadores se lleven las manos a la cabeza cuando se habla de la vinculación de Eurovisión con la comunidad gay, la realidad es que esa conexión existe y es muy evidente. Año tras año, a poco que te fijes en las banderas que ondean entre el público, no te costará nada encontrar varias con el arco iris. Por no hablar de los candidatos que han ido participando otros años como la transexual Dana International, el personaje de Conchita Wurst, una mujer con barba, que interpretaba Thomas Neuwirth, y las decenas de guiños al público gay que se suceden año tras año. En este festival cabe de todo y hay para todos, y esa es gran parte de su gracia: que igual te encuentras a una banda de rock que a una cantante de ópera, que a una marioneta de un pavo; pero está clarísimo que esto es en gran parte una celebración para el público gay.


 
Por otro lado, y pese a alguna explosión puntual de testosterona, Eurovisión es una celebración de la feminidad, pero no desde el punto de vista de la mirada masculina, y sin caer en la cosificación de las mujeres. Es decir: en Eurovisión salen cientos de mujeres guapísimas que se visten con vestidos imposibles; pero son vestidos que oscilarán entre el barroquismo, la teatralidad o quizás la elegancia, vestidos pensados para impresionar, pero no para provocar el deseo de desnudar a las cantantes. La planificación de la realización televisiva sigue este espíritu, y es por eso que normalmente no verás primeros planos de escotes y culos, ni por ejemplo a grupos de bailarinas escasas de ropa haciendo twerking y manoseando a un tipo sentado en un trono (y cuando ha ocurrido, como en la candidatura de Polonia de 2014, además del revuelo que se montó, el resultado fue chocante, por incongruente con la línea del festival: había algo antinatural en esa actuación que parecía apelar más a los fabricantes del calendario Pirelli y sus compradores). Curiosamente, será mucho más fácil que veas a bailarines masculinos ligeros de ropa… A nivel estadístico, vale la pena también resaltar que la mayoría de las ganadoras en Eurovisión han sido mujeres. Mujeres de todo tipo. Sí: lo femenino impregna el espíritu de Eurovisión.

Marija Šerifović, candidata serbia de 2007, antítesis de la purpurina y los peinados locos. Ganadora de ese año.

En Eurovisión lo que prima es el espectáculo, el color, lo kitsch, el sentimentalismo (y lo sentimentaloide), la teatralidad, el exceso. Si comparamos este festival de colorines y canciones pop con el principal hobby de nuestro país, hablo obviamente del fútbol, el contraste no puede ser más grande. El fútbol es sobrio y práctico. Los jugadores van uniformados con pragmática ropa deportiva, y su juego se basa en unas estrictas reglas que premian la fuerza, la destreza física, la coordinación. Los jugadores de fútbol son evidentemente y hasta que se demuestre lo contrario todos heterosexuales y tradicionalmente masculinos (y el día que alguno se atreva a salir del armario, preparémonos), con sus mandíbulas cuadradas y su gesto recio. Las explosiones emocionales se limitan a dos momentos: la agresividad cuando hay una falta, y las muestras de afecto cuando hay gol o copa. El fútbol es el deporte rey, y nadie discute su importancia crucial en nuestra cultura. Por mal que lo hiciera España en ningún mundial, nadie en su sano juicio pediría que se retirase a España de la competición. Nadie en su sano juicio enviaría a un payaso ejercer de capitán del equipo, ni a un amateur bromista que no supiera jugar al fútbol. Cosas que sí se intentan hacer y de hecho se hacen en Eurovisión. ¿Por qué esta diferencia de trato? Porque el fútbol es una cosa de hombres, es decir, una cosa seria, y respetable, y con las cosas serias y respetables no se juega. Con las cosas para tías y para mariquitas sí. 

En diversos años ya se ha intentado. En 2010 unos usuarios de Forocoches, ese bastión de igualdad y apertura, trataron de colar en Eurovisión a John Cobra, el rapero que no sabía rapear y que insultaba al público agarrándose los huevos. De Chikilicuatre ni hablo porque es inolvidable, ¿verdad? Telecinco también trató de enviar a su candidatura chorra otro año, con Karmele Marchante. Eurovisión hay que tratar de sabotearla cada año. Pero, ¿ha ocurrido alguna vez algo remotamente similar cuando se trata del sagrado fútbol?



Que nadie piense que insulto al fútbol, o que no sé que lo disfruta gente de todo tipo, incluidas obviamente mujeres y gays. Cada uno es libre de ver lo que desee, y hasta incluso se puede disfrutar de ambas cosas sin ningún problema. que hay una diferencia de trato por parte de la sociedad es evidente. ¿Podemos empezar a respetar ambas cosas? Y ahora, para acabar la entrada...

 BONUS TRACK: Clichés que la gente repite todo el rato sobre Eurovisión

-"Es todo politiqueos, los países vecinos se votan entre sí y por eso siempre ganan los mismos". Verdad a medias la primera parte y mentira la segunda. El voto vecinal existe, es la pura verdad. Pero además las canciones deben gustar, y así, si repasas la lista de ganadores, verás que han ganado todo tipo de países de punta a punta de Europa. Los países ganadores ganan porque reciben votos de vecinos y no vecinos (ejemplo obvio: Portugal, ganadora teniendo un único vecino). Y a menos que consideres que Azerbaiyán y Austria son "el mismo país", viendo la lista es evidente que ni de lejos  ganan siempre los mismos.

-"España siempre queda fatal..." Pues es cierto que hemos quedado fatal un montón de veces, pero también hemos quedado bien en otras (dentro del top diez varias veces en los últimos años), y aunque parezca mentira  no hace tanto desde la última vez que quedamos en segunda posición. Aquí la lista.

-"Total, para qué enviar algo bueno, al final el año que enviamos a Chikilicuatre quedamos mejor que nunca". Este cliché además de falso me resulta particularmente idiota. El enlace de arriba es suficiente para desmentirlo, pero es que seguro que hasta el mayor detractor de Eurovisión recuerda de hace unos pocos años a Pastora Soler, que quedó obviamente en mejor posición que Chikilicuatre, pero no vamos a dejar que la realidad nos fastidie un buen cliché, ¿verdad?, porque es más fácil repetir mentiras como loros.

-"Para qué gastarse el dinero en esto, si no lo ve nadie". Déjame que me ría. Eurovisión, con una audiencia potencial de 200 millones de telespectadores dentro de Europa y fuera, es la emisión no deportiva más vista cada año, y en España en los últimos años ronda siempre el 30% o más de share final, lo cual es una gran audiencia. ¿El año que se presentó Rosa? Es la emisión más vista de la década con un 80% por ciento de share. Ya puede todo el mundo despotricar y afirmar que no lo ve, que al final, llegado el momento, sabes que alguien durante la cena va a sugerir poner un momentito la tele a ver cómo lo hace España. Pero de cara a la galería hay una imagen que dar, ya sabes.

viernes, 23 de marzo de 2018

Black Panther (2018) y El Rey León (1994): 24 años y seguimos sin reinas

 Recientemente, al salir de ver la nueva peli de Marvel, Black Panther, comentaba con una amiga la gran diferencia en la representación femenina con respecto a otras películas de de su universo cinematográfico, donde como mucho siempre había una chica o dos en un elenco de muchos, muchos hombres (y por falta de fuentes no es, porque si hay hay algo que los cómics tienen para dar y regalar son mujeres heroínas). En Black Panther, sin embargo, la presencia femenina era abundante, y por esta vez la peli conseguía incluso aprobar el test de Bechdel. Además el papel de las mujeres no es algo anecdótico tipo "novia/madre de", sino con gran peso en la trama, teniendo en cuenta que la guardia real, las Dora Milaje, son un ejército compuesto por mujeres, y que la principal ingeniera de la tecnificada sociedad de Wakanda es Shuri, la hermana de T'Challa.


Sin embargo mi amiga observó un detalle que se me había pasado por alto y que me hizo matizar un poco el grado de progresismo de la película: "Sí, hay muchas mujeres y todas hacen cosas, pero al final es lo de siempre: se muere el rey y a nadie se le pasa por la cabeza que su esposa, la reina, podría seguir reinando. Y cuando hay un combate para decidir el siguiente gobernante, no se presenta ninguna de esas mujeres guerreras", dijo. Ups. Pues es cierto. Pese a la abundante presencia femenina en la historia y el peso que tienen en esta, la realidad es que al nivel más profundo siguen siendo los hombres los que marcan el transcurso de la historia, y finalmente todas esas mujeres no dejan de ser sus comparsas. Fuertes e inteligentes, pero comparsas en definitiva. Y es que el rayo de esperanza para que acaben ganando los buenos llega cuando se descubre que Black Panther en realidad no había muerto, y puede volver a tomar la Hierba en Forma de Corazón que le otorga superfuerza y demás (de nuevo, obsérvese que de manera significativa durante la película sólo se ve a hombres tomando esta hierba). En fin, que está muy claro. Es un hombre el que tiene que ser el rey y salvar a los demás, y las mujeres pueden ayudarle.

Todos estos detalles me hicieron recordar una película de 1994 que emplea tramas y temas similares, y que en definitiva cae en lo mismo: El Rey León, de Disney.

Y tanto que era un "ciclo sin fin", que veinticinco años después seguimos igual.
Con la diferencia de que en aquella la diferencia de trato del personaje de Simba y el de Nala era aún más obvia y estaba más subrayada todavía. Desde que era un cachorro Simba ya sabía que antes o después él iba a ser el rey, como se encargaba de recordar a todo el mundo en la famosa canción. Lo curioso es que la película incluía dos escenas de peleas entre Simba y Nala, su futura esposa, una cuando eran pequeños y otra cuando eran adultos, y en ambas ocasiones era Nala quien ganaba. Es decir: los guionistas estaban estableciendo hasta en dos ocasiones que Nala peleaba mejor que Simba. En un buen guión nada es gratuito, nada ocurre porque sí, sino que cada cosa que se dice y ocurre significa algo. Sin embargo, en una peli con un guión tan bien construido como El Rey León, sorprende que finalmente este detalle no tenía ninguna relevancia en el final. Una vez Simba había huido al exilio, el último papel de Nala era ir en su busca y convencerle de que su pueblo le necesitaba. Seguía siendo algo coherente con la psicología de Nala, de la que se nos había mostrado que era valiente y decidida, frente a Simba, más inmaduro y con tendencia a eludir las responsabilidades. A nivel temático era coherente: Simba por fin se hacía adulto y asumía su obligación, volviendo al reino y enfrentándose a Scar. Pero argumentalmente, la pregunta del millón era: Si Nala, como la propia peli había mostrado, era mejor guerrera que Simba, ¿por qué no luchó ella misma contra Scar?

Porque Simba tiene algo que ella no tiene. No me refiero a la melena.
 A lo largo del vasto mar de Internet encontrarás a más gente que se hace esta pregunta, y buscan complejas explicaciones que racionalicen esta decisión de los guionistas (eso los que no se tapan las orejas y gritan "es sólo una peli"); porque no olvidemos que toda ficción sale de la cabeza de alguien. La respuesta en mi opinión está muy claro que no está en el propio guión, sino en el mundo que nos rodea; ese mismo mundo por el que las monarquías se heredan de padres (varones) a hijos (varones) y las hijas, o las mujeres en general, sólo son candidatas si no hay ninguna opción más de cromosoma XY por delante de ellas.

Hacemos fast forward a 2018 con Black Panther y seguimos básicamente en el miso punto, aunque ahora tengamos a muchas Nalas rodeando al Simba de esta ocasión. La historia ha ido transformando y ampliando el rol que las mujeres pueden ocupar, en la ficción y en la realidad, pero el hecho es que a nivel profundo, aquí el que corta el bacalao sigue siendo el hombre. 

jueves, 8 de marzo de 2018

Misoginia y machismo en el mundo del videojuego

 
Hoy, ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, el mundo entero reflexionará sobre el papel de la mujer en la sociedad. El ímpetu cada vez mayor que se ha ido generando en estos últimos años llega hoy a uno de sus momentos cumbre, con una huelga histórica que como mínimo hará que todo el mundo se pare si quiera un momento a pensar en las miles de grandes y pequeñas maneras en que el mundo es injusto con las mujeres. Se hablará de violencia de género, de brecha salarial, de inseguridad, de derechos reproductivos y sexuales... Habrá cientos de cosas que ver y leer, y con suerte al acabar el día el mundo habrá dado un paso para ser un poco mejor. En este rinconcito de Internet, hoy voy a hablar de la tremenda misoginia que se da en un importante sector de la cultura popular; una industria que genera millones, que es algo totalmente instalado en nuestra sociedad y donde sin embargo las mujeres, particularmente aquellas que se atreven a levantar la voz, son acosadas, amenazadas o marginadas: la industria del videojuego.


Y para ello, no se me ocurre mejor manera de empezar que hablando de Anita Sarkeesian. Esta increíble activista creó la página Feminist Frequency, donde a través de vídeos y podcasts analiza la imagen que se da de las mujeres en la cultura popular. Pero su salto definitivo a la popularidad, y su encuentro con la misoginia más salvaje, lo dio cuando creó el canal de YouTube Tropes vs Women in Video Games, de visionado muy recomendado. En esta serie de vídeos, Sarkeesian va analizando diferentes clichés en la representación de las mujeres en los videojuegos, y bueno, digamos que la industria en cuestión no sale muy bien parada.

Es obvio que la industria del videojuego desde el principio nunca fue muy inclusiva, y si ahora la situación va cambiando (gracias a gente como ella), hubo un tiempo en que era casi un club exclusivo de hombres. No tiene mucho sentido: el coger un mando y dedicarse a matar marcianos, salir de mazmorras, encontrar tesoros y demás no es algo en absoluto intrínsecamente masculino (¿qué lo es?), pero por la razón que sea desde el principio la industria fue copada por los hombres, y a ellos se dirigió. Era significativo cómo incluso, en los videojuegos con protagonistas femeninas, estas estaban obviamente filtradas a través de la mirada masculina (es decir: tenían grandes tetas y poca ropa, o eran secuestradas por el malote de turno). Sarkeesian, en sus vídeos, no deja títere con cabeza, e hila finísimo. Tenemos el vídeo sobre el clásico tema de la damisela en apuros (Shigeru Miyamoto, sobre el papel de la Princesa Peach: "No he pensado mucho en eso en todos estos años"), los juegos en los que aparecía la versión "femenina" del protagonista, y esta consistía en el mismo personaje con pintalabios y un lazo en la cabeza; los juegos en los que la mujer ejerce un rol de "premio" si el jugador logra hacer determinada acción, el clásico tema de las ropas sexualizadas en vez de prácticas en contextos de juegos de lucha... Nada escapa a la aguda mirada de Sarkeesian, y viendo sus vídeos no extraña nada (aunque sí indigna) ver la escala del acoso a los que ha sido sometida esta activista. Y es que el caldo de cultivo estaba ahí, en esa cultura de videojuegos donde las chicas a menudo solo eran (¿son?) premios o floreros.

Búsqueda de Google imágenes de Cammy, del videojuego de lucha Street Fighter, la guerrera que lucha en bañador. Obsérvese la cantidad de imágenes donde se la ve en la clásica pose de "tetas y culo".

Porque la virulencia de los ataques a los que ha sido sometida Sarkeesian es algo que deja sin palabras. Amenazas de violación y violencia física. Amenazas de bomba antes de llevar a cabo charlas en universidades. Un sujeto creó un "juego" en el que a base de clics se iba llenando de sangre una foto de la activista. Y, por supuesto, un clásico cuando se habla de mujeres feministas y videojuegos (o tecnología en general): el doxxing. Para los que no sepan lo que es, se trata de la práctica de revelar datos personales, como teléfono, nombre completo, dirección, etc. de una persona a través de las redes. Aunque aquí en España la palabra no sea tan conocida, el fenómeno sí existe, y sin ir más lejos tuvimos un ejemplo bastante famoso con el caso del presentador Javier Cárdenas revelando los datos de una tuitera. En el caso de Anita Sarkeesian, y viendo la gravedad de las amenazas a las que se veía expuesta, podéis imaginaros lo que supuso semejante violación de la intimidad, y finalmente la activista se vio obligada a refugiarse en otro sitio. Espero que a nadie se le escape la ironía de que todos estos ataques provenían de gente a la que le molestaba que se tildara a los juegos de machistas y misóginos, y su respuesta fuera acosar a la mujer que hace esas críticas. Muy coherente, todo.

El caso de Anita Sarkeesian, aún siendo el más conocido, es sólo la punta del iceberg de la tremenda misoginia que reina en el mundo de los videojuegos (y de la industria tecnológica en general). Si hablamos de este tema, es imposible no hablar del GamerGate, la polémica que estalló en 2014 y supuso un enorme y visible síntoma de lo que estaba ocurriendo en el mundo del videojuego. La historia es enrevesada, pero básicamente todo comenzó cuando en febrero de 2013, la programadora Zoë Quinn lanzó el juego Depression Quest, el cual recibió críticas generalmenet positivas. Unos meses más tarde, en agosto, su ex, Eron Gjoni, publicó un post en su blog en el que la criticaba. En el post se mencionaba cómo Quinn había iniciado una relación con Nathan Grayson, un periodista de videojuegos. Dicho post fue publicado en la página 4chan, donde se empezó a formar la bola de mentiras: alguien afirmó que fue gracias a esta relación que Nathan Grayson publicó una crítica positiva del juego en la página Kotaku. Se generó así una horda de tipos que afirmaban que el juego sólo había obtenido críticas positivas porque Quinn, básicamente, se tiraba a aquel periodista, y bajo el hashtag #gamergate, se dedicaron a acosar a la programadora y a sus familiares, con las clásicas amenazas de violación y agresiones, y eventualmente, cómo no, haciéndole doxxing.

Lara Croft, en el Tomb Raider original, tenía un diseño muy realista y nada explotador. Todas las chicas que conocemos tienen esas medidas extactas, ¿verdad?

Y de ahí, al infinito y más allá. El monstruo creció hasta proporciones inimaginables, cuando otras activistas como Brianna Wu, la mencionada Anita Sarkeesian o la actriz Felicia Day saltaron para defender a Quinn y denunciar lo que estaba ocurriendo. Les ocurrió exactamente lo mismo: amenazas de agresiones, de violación, doxxing, aclarar, repetir. ¿Notas un patrón? Tuvieron que mudarse y tomar otras medidas para protegerse. Una gente encantadora, estos del GamerGate. Este "movimiento", que siguió acosando con mayor o menor agresividad a cualquier persona que tuviese la decencia de pronunciarse en contra, básicamente afirmaba que el feminismo y la corrección política estaban destruyendo el mundo de los videojuegos y quitándoles a los hombres su espacio. Como ves el machismo piensa y actúa igual en todos los ámbitos: básicamente como un hijo único que se coge una perreta cuando se ve obligado a compartir sus juguetes con su recién llegada hermanita.

En su juego de presentación, Sonic CD, el rol de Amy era a) estar enamorada de Sonic  b) ser secuestrada

Durante el día de hoy se hablará de los cientos de ámbitos en los que la mujer se ve relegada, discriminada y maltratada. El mundo de los videojuegos es sólo un ámbito más donde se produce ese machismo, quizás no tan conocido por el gran público, y por eso he querido dedicarle la entrada de hoy. Será un argumento más para responder a toda esa gente que hoy, día de manifestaciones, y en el futuro, digan la manida y vacía frase: ¿pero de verdad es necesario todo esto? 

Cuando los hechos hablan tan alto y claro, quien no mira a su alrededor y escucha un "sí" atronador, es porque no quiere escuchar. 

miércoles, 24 de enero de 2018

La bella y el gracioso



Un año más, a la hora de ver las campanadas desde la Puerta del Sol, gran parte de los españoles eligieron Antena 3, expectantes por ver el revelador modelo que Cristina Pedroche se ponía esta vez. ¿He venido aquí a hablar de que es sexista que ella siempre se ponga trajes que la dejan casi desnuda? No, o no exactamente. El tema es más complicado de lo que parece y me gustaría hacer más una reflexión sociológica que personal y centrada en ella.

Cristina Pedroche tiene todo el derecho del mundo de ponerse la ropa que desee cuando desee. Ser feminista no va necesariamente unido a esconder tu cuerpo, y a la inversa, llevar poca ropa, o ninguna, no me parece intrínsecamente degradante. Al final siempre estamos hablando de si la mujer es más o menos libre por ir casi totalmente tapada, o por ir casi desnuda, y parece que haga lo que haga todo es motivo de escrutinio. Pero el problema lo veo cuando alejamos un poco la cámara del caso anecdótico de Pedroche, y observamos el panorama global.

Y el panorama global es que el modelo de pareja de presentadores que representaban Pedroche y Chicote está muy extendido, y lleva años estándolo. A saber: presentadora guapa, con más o menos gracia, y presentador normal y corriente. Puntos extra si él ejerce el rol del gracioso, incorrecto, irreverente o patoso, y ella es la voz de la razón que reconduce las cosas cuando al otro se le va mucho la pinza.

Un programa fantástico y dos presentadores excelentes, pero que caen de lleno en este modelo.
A lo largo de este artículo pondré fotos y citaré ejemplos de muchas presentadoras que entran en este modelo, y puede parecer que estoy cayendo en el mismo prejuicio: que las estoy juzgando solo por su físico, y que no estoy valorando la inteligencia, la simpatía o la gracia que todas estas presentadoras tienen. Pero es que no estoy diciendo que estas mujeres sean un mero florero sin nada que decir; el problema es que me parece obvio que para llegar a donde están su belleza física ha sido condición sine qua non, mientras que en el caso de sus compañeros masculinos sólo ha bastado con sus cualidades personales como comunicador. Y por supuesto cualquiera es libre de encontrar atractivos a Ramón García, Chicote, Matías Prats y tantos otros, pero tampoco vamos a engañarnos y fingir que no se sabe quiénes entran en el canon de grandes bellezas y quiénes no.


El listón, está claro, no es el mismo para ambos sexos. La belleza física es evidente que va muy unida a la edad, y parece claro que si bien muchos de estos presentadores siguen consiguiendo trabajo con el paso de los años y la aparición de canas, arrugas y demás marcas del paso del tiempo, la edad máxima de sus compañeras parece tener un tope, algo así como lo que ocurre con las parejas de cine, donde año tras año vemos a Jennifer Lawrence o a Scarlett Johansson emparejadas con actores que en casi todos los casos superan tienen muchos más años que ellas (sí, alguien incuso hizo ya gráficas sobre esto, que puedes ver en este enlace).

Allá por los noventa, cuando comenzaba Telecinco su andadura en nuestro país, muchos se asombraban al ver el increíble machismo de sus programas, donde sin venir a cuento salían un coro de bailarinas rollo brasileño a dar un par de vueltas contoneándose por el escenario (¿ya tienes la canción pegada en tu cabeza?), o, más flipante aún a día de hoy, aquellas otras que cantaban alegremente del acoso sexual al que las sometía un tal Chicho. ¿Y qué tal aquel otro programa donde Jesús Gil se bañaba en un jacuzzi rodeado de buenorras que se limitaban a sonreír y no decían ni pío?

Como todos sabemos el máximo deseo de toda mujer es formar parte del harén de algún Gil... y Gil

 Vemos la foto de arriba y flipamos, ¿verdad? Porque hoy en día sería inaceptable algo así, y puede parecer que la cosa ya ha cambiado totalmente. Y quiero pensar que vamos por el buen camino, pero tampoco nos pasemos de optimistas. Ahora las chicas que rodean al hombre también hablan, también tienen gracia e ingenio, no están únicamente ahí para hacer bonito. Pero si quieren llegar ahí, ellas además, y para empezar, tienen que estar buenas, y a ellos con la simpatía les basta.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Harvey Weinstein y las consecuencias de dudar por sistema de las víctimas




La entrada de hoy es algo así como un complemento actualizado de la anterior, porque el momento lo pide, y el paralelismo entre ambas situaciones es evidente.

Y es que estos días el mundo ha descubierto que Harvey Weistein, cofundador de la productora Miramax, llevaba décadas utilizando su posición de poder para intimidar, abusar y tratar de conseguir favores sexuales de decenas de mujeres del mundo del espectáculo. Ha sido como quitar la anilla de una botella de refresco agitada: después de la primera oleada de acusaciones de la que se hacían eco The New York Times y The New Yorker, otras muchas mujeres han empezado a dar su testimonio, y ahora descubrimos que muchísimas actrices que todos conocemos habían pasado por trances parecidos con Weinstein. Desde luego, su comportamiento era algo a todas luces recurrente. ¿Y cómo es que nos venimos todos a enterar ahora? Pues ahí está el quid de la cuestión, y de eso quiero hablar en la entrada de hoy.

En realidad ya había habido unas cuantas insinuaciones, por no decir acusaciones, desde hacía años. Están recopiladas en esta entrada de la Wikipedia, y la verdad resulta impactante ver que esto, en el mundillo de Hollywood, era en realidad un secreto a voces. Gwyneth Paltrow dejó el texto entre líneas muy claro ("Weisntein te coaccionará para que hagas alguna cosa"), la malvada Courtney Love lo dijo más claro todavía ("Si Weinstein os invita a una fiesta privada en el Four Seasons, no vayáis"), y más recientemente, en 2013 el humorista y guionista Seth McFarlane hizo una broma de significado bastante evidente en una entrega de premios ("Felicidades, vosotras cinco ya no tendréis que fingir que os atrae Harvey Weinstein"). Al parecer fue su pequeña venganza en nombre de una amiga suya. La broma además tiene su miga, porque incluso si la entendemos como una ironía sobre el cliché del productor que abusa de sus inferiores, queda claro que como sociedad tenemos asumido que estas cosas pasan. Pero no fue hasta ahora, en 2017, que la verdad se ha destapado completamente, y Weinstein empieza a pagar por el daño que ha hecho. Años y años de abusos, y no pasaba nada. ¿Qué ocurría?

Ocurrían dos cosas: que Harvey Weinstein era un hombre poderoso, el tiburón de la piscina, básicamente, y que en nuestra sociedad, cuando una mujer acusa a un hombre de abusos o maltrato, casi la primera reacción es dudar de su palabra. Nos escandalizamos cuando escuchamos que en tal cultura el testimonio de un hombre vale por el de dos mujeres, pero ¿sabéis qué? En Occidente, aunque no esté escrito en ninguna ley, de facto hacemos eso mismo. A menos que, como en el caso de Weinstein, haya varias o incluso muchas acusaciones, lo primero que hacemos es dudar de esa mujer, y la tachamos de cazarecompensas o desequilibrada. Ya una vez vemos que son varias las que acusan, y que sus testimonios básicamente concuerdan, es cuando decimos, ah, pues mira, parece que el río en este caso agua lleva...¿Alguien recuerda el caso de Kesha, cuando acusó al productor Dr. Luke de abusar de ella? La historia sin duda se repite.

Sin embargo, seguiremos escuchando la típica defensa de que muchas mujeres denuncian sólo para conseguir dinero y beneficios, como si esta situación fuese la más típica, y no la excepción. ¿Y todavía nos extraña que el escándalo de Weinstein haya tardado tanto tiempo en saltar a los medios? Ante el panorama de que si una mujer denuncia la van a acusar de mentirosa e interesada, y también muy posiblemente que le hagan el vacío profesional y personal, o traten de silenciarla, no es nada raro que al final las víctimas traten simplemente de escapar de la situación en silencio y por su cuenta.

Como en el caso de Zebenzuí González, lo que ha ocurrido es un síntoma más de una tendencia social fuertemente arraigada. En esta ocasión, Harvey Weinstein ya está señalado y fuera de Miramax y con suerte ninguna mujer más deberá sufrir ningún abuso ni coacción por su parte. Pero la pregunta es, ¿estamos aprendiendo algo de este caso, o vamos a seguir igual?

lunes, 18 de septiembre de 2017

¿Qué opina la sociedad de Zebenzuí González?


Si quieres saber lo que piensa alguien de algo, fíjate en lo que hace y no en lo que dice. Respecto a Zebenzuí González, el concejal del PSOE de La Laguna que pedía sexo a chicas a cambio de ayudar a ascender en sus carreras políticas, si ves la tele y lees los periódicos, el mensaje oficial que queda claro es de repulsa: lo que hacía es inmoral, esto es una muestra más del machismo que impera en nuestra sociedad, etc. Y estoy de acuerdo, claro. Pero, ¿son estas opiniones tan correctas y razonables las que reflejan el sentir de toda la población?

La sociedad es algo así como un gran edificio de oficinas. Diferentes empleados de diferentes departamentos cooperan y se cruzan diariamente; se dan los buenos días y se preguntan por su salud, la familia o las vacaciones. La gente suele procurar no entrar en discusiones muy serias, y la mayoría moderan sus opiniones para no crear excesivos conflictos.

Hasta que entran en el baño y cierran la puerta.



La puerta del baño lo soporta todo, y es por eso que en ella está la verdad. Ahí están los símbolos nazis, los teléfonos con proposiciones que no se harían al cruzarse por el pasillo, los mensajes políticos sin medias tintas, los insultos xenófobos y homófobos. En el baño la gente se quita la máscara.

Los chistes en general y los memes en particular son el "baño" virtual de la sociedad. En ellos, y no en las columnas de opinión y en las declaraciones públicas, es donde vas a ver lo que de verdad siente la gente. ¿Y qué nos dicen los memes de la opinión pública sobre Zebenzuí González? Pues básicamente es un "choca esos cinco, machote" virtual. Es posible (?) que los actos de Zebenzuí sean un caso aislado, y la mayoría de mujeres que trabajan en política hayan llegado hasta ahí gracias sus méritos profesionales, pero aún siendo así, lo preocupante del caso es que, aunque oficialmente se le esté castigando, en secreto les estamos dando una palmada en la espalda y mostrándole nuestra admiración por haberse logrado tirar a todas las tías que ha podido gracias a su posición jerárquica. Lo ocurrido es lamentable, pero es la reacción que estamos demostrando a través de nuestros chistes lo que me parece más preocupante y más significativo por lo que revela del machismo sistemático enraizado en nuestra cultura.


 En esta ocasión, un despiste del concejal ha permitido que se descubriera el pastel, pero en muchas otras ocasiones en las que no ha sido posible demostrar los hechos, se da un fenómeno, y es que si una chica denuncia, de inmediato se duda de su palabra y muchos automáticamente asumen que la chica en cuestión pretende hundir al empresario, director de cine, productor musical, etc. y que son todo mentiras malintencionadas. Sólo cuando ocurre algo como lo de este caso, o cuando empiezan a atreverse a hablar más y más víctimas, se empieza a dar credibilidad a la acusación, lo cual refleja con bastante claridad la desigualdad existente a la hora de denunciar los abusos.

sábado, 10 de junio de 2017

El friendzoning, o por qué las chicas (supuestamente) deben "corresponder"



Si hay un barómetro sociológico infalible y al alcance de casi todos, son los memes que nos llegan a través del WhatsApp. Muchas veces he sabido si en mi ciudad natal hay una ola de calor, o si ha ocurrido cualquier acontecimiento curioso, por la remesa de memes que me han llegado respecto a ese asunto antes que por las noticias. Y luego están otros chistes que no hacen referencia a sucesos tan específicos o recientes, sino a cosas más generales, como tendencias, conceptos que se ponen de moda... Desde hace unos añitos, tenemos el caso que me ocupa hoy: ese concepto denominado friendzoning.

En realidad, aunque la palabra sea más o menos nueva (y esté en inglés, of course), el concepto al que alude el friendzoning es algo más viejo que el hambre: que la persona que te guste te diga que sólo quiere ser tu amigo. Y aquí yo pongo "la persona", pero la realidad, si vamos a ser francos, es que en los chistes que me llegan, y que se pueden ver en una simple búsqueda en Google, el punto de vista siempre es de un chico al que le gusta una chica (preferentemente buenorra nivel 100), y esta, la muy zorra, solo le ve como un amigo. Puntos extra si el chico tiene acné o pinta de friki de Star Wars, por ejemplo.
 
Mi problema con el friendzoning es que le veo un buen puñado de implicaciones estúpidas y machistas; específicamente androcentristas, si vamos a concretar. Algunos se toman esa frase de que el hombre es la medida de todas las cosas un poco al pie de la letra, ya sabéis.

Para empezar, está esa noción implícita de que si eres amable con una chica, esta te debe algo. Ya sabes: si la escuchas cuando tiene problemas (con ese chico al que no le hace friendzoning, por ejemplo), si la invitas a algo, si la ayudas con lo que sea... Lo mínimo es que se enrolle contigo, ¿no? Pues resulta que no. ¿Hay alguna norma por la cual las chicas deben ofrecer sexo a los chicos que las tratan bien y yo no me había enterado? La realidad es que una chica, o cualquier persona con la que te muestres atento, no te debe nada.  Nadie está moralmente obligado a acostarse o salir con nadie, por muy bien que te hayas portado con esa persona ni muchas copas a las que les hayas invitado.

La muy cabrona se negó a corresponderle. Muy fuerte.

Por otro lado, está el tema del androcentrismo del que hablaba antes. En estas situaciones que plantean los memes, parece insinuarse que este fenómeno se da particularmente entre las mujeres respecto a los hombres; vamos, que son ellas las que principalmente hacen friendzoning a los hombres. Sin embargo, lamentablemente lo de que a Fulanito/a, esa persona por la que suspiras, no le atraigas nada de nada, es una experiencia prácticamente universal. Y tampoco es exclusiva de personas heterosexuales, déjame añadir. Esta concepción de que son sobre todo las chicas las que se lo hacen a los chicos trae consigo su pequeño cargamento de implicaciones machistas, como que las chicas son manipuladoras y desagradecidas con los hombres, y que los hombres están dispuestos a tirarse a la primera que les diga sí. Aunque luego, tiene gracia, en estos chistes ella siempre es prácticamente una diosa y él un tipo normal; vamos, que nunca me encuentro con chistes en los que el chico esté tratando de ligar con una chica normal y corriente. ¿Por qué se enrabietan tanto estos chicos de los memes de que esas buenorras no les correspondan a ellos, con un físico más normal, cuando ellos mismos sólo la están eligiendo a ella por su físico?

Muchos memes resaltan además el hecho de que el chico en cuestión sea dulce, cariñoso, amable, escuche a la chica o le haya hecho un gran favor... Y ella pese a todo le dice que sólo le ve como un amigo. La implicación es que a ti, que eres super majo y buen tío, te rechaza la muy cabrona (y seguro que luego querrá liarse con un chungo). Pero, ¿se puede hablar de verdadera amabilidad o simpatía cuando esas actitudes no son más que tácticas para conseguir a una persona? ¿Es verdaderamente tan buen tío alguien a quien le aburren tus problemas pero sólo finge que te escucha y le importas porque quiere acostarse contigo? Desde alguien así muy buen partido no parece.


La atracción es algo incontrolable y completamente libre, chicos. A veces, a base de ser amable y estar siempre ahí para esa persona que tanto te gusta, es posible que la acabes conquistando. Pero también es perfectamente posible que no consigas nada, porque esto no es un videojuego donde sumar puntos, y nadie tiene la culpa de no corresponderte como tú querrías. Búscate a una persona con la que conectes de verdad, una persona a la que le interesen las mismas cosas que a ti, y no trates de fingir falsas e interesadas amistades cuando lo único que desees con alguien sea tirártelo/a.

Y si lo haces y esa persona te dice la famosa frase de que sólo quiere ser tu amigo/a, déjate de hablar de friendzoning y demás excusas y entiende que el resto de las personas del mundo tienen sus propios deseos y motivaciones y no están ahí para cumplir los tuyos. 

¿Y si te dijera que el friendzoning es una gilipollez, porque las chicas no son tragaperras a las que les metes amabilidad hasta que te toca el sexo?