Mostrando entradas con la etiqueta prensa del corazón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta prensa del corazón. Mostrar todas las entradas
viernes, 2 de octubre de 2015
La preocupante delgadez de...
Tras un mes de pausa (¡lo siento!) volvemos a la acción. Y para ello, antes de empezar, te propongo una curiosidad.
Ve a Google y teclea el título de esta entrada.
A continuación verás que el predictor te ofrece varias maneras de completar la frase, y si te ocurre como a mí, te presentará los nombres de tres famosos: Angelina Jolie (con y sin segundo nombre), Shaila Dúrcal y Zayn Malik. Y es que el predictor de Google, además de hacernos la vida más fácil, también tiene un cierto poder para hacer surgir análisis sociológicos improvisados. ¿Qué es lo que más busca la gente? ¿De qué cosas se habla más? (Como curiosidad, si lo que tecleas es "extrema delgadez", además de Letizia Ortiz, sale de nuevo Angelina Jolie, y otra vez por partida doble... pobre mujer).
Sin duda la frase de marras es ya un cliché del mundo de la prensa rosa. Uno de los temas favoritos, además de las bodas, emparejamientos y rupturas son los cambios de peso. Existe un franja tácita de peso aceptable (¿quizás la que propone el Índice de Masa Corporal, IMC?), y cualquier famoso que se pase de la raya por encima o por debajo se expone al implacable juicio de los medios. Antes de continuar quiero aclarar que evidentemente un peso excesivo o excesivamente bajo puede ser desde luego un problema, y por el bien de la salud de uno mismo lo mejor es tratar de mantenerse dentro de unos ciertos límites. Lo que pasa es que cuando se establece un estándar, una media a la que todo el mundo debe aspirar, se está olvidando que más allá de eso cada persona es diferente y no siempre es posible, ni siquiera positivo, ajustarse a esa media. No somos muebles de Ikea, no estamos hechos en serie, y de la misma manera que no todos tenemos el pelo negro aunque sea el color estadísticamente más común en el mundo, alguna gente simplemente tiende a pesar más o menos por su propio metabolismo, sin que eso implique ninguna enfermedad.
Es muy posible que los famosos que menciona Google (reflejando las noticias de la prensa del corazón) efectivamente tengan algún problema. Pero quien sin duda tiene un problema es un mundo que está constantemente usando esta vara de medir (¿balanza de medir?) sobre la gente. Obviamente la tendencia generalizada es a fomentar la bajada de peso y no la subida, ya que la prensa de este tipo se publica en países donde la comida disponible es más que suficiente, y no en sitios que padecen hambruna, donde el problema es subir de peso y no morir de malnutrición.
Estar gordo, en este mundo, está mal visto no porque estés empleando más recursos nutricionales de los que necesitas mientras otra gente muere de hambre, sino porque se asocia a dejadez, falta de cuidado personal, desinterés por mostrar a los demás tu mejor físico. En particular, si eres mujer, lo que la sociedad espera de ti es que trates de ser lo más mona posible para el mundo. Pero en este sentido la igualdad de sexos también se va alcanzando, aunque sea para lo malo, y al igual que la tercera predicción de Google se refiere a un chico, indicando que la prensa rosa ya empieza a dedicar a hombres este tema que antes era casi exclusivamente femenino, el porcentaje de trastornos alimentarios en hombres va en aumento.
Y así, el siempre atento ojo de los medios te exige, a través de innumerables portadas de revistas, películas y series con personajes gordos-y-ridículos, publicidad, etc., que bajes de peso y no seas una vaca, pero si te pasas y empiezas a ser anoréxico, también caerán sobre ti, te sacarán fotos, te pondrán grandes titulares y te mostrarán compasión por tu preocupante delgadez.
Y en ningún momento se plantearán que quizás, a lo mejor, puede ser, ellos hayan contribuido a ello con ese examen permanente e implacable de la cantidad de grasa alojada en el cuerpo de los famosos, y por extensión, del resto de la gente.
miércoles, 26 de agosto de 2015
2015: el año TRANS
Si tienes la mirada puesta, aunque sólo sea de soslayo, en el mundo que te rodea, lo habrás notado. Algo está pasando. La tierra está temblando, y en el paisaje empieza a perfilarse cada vez más algo que hasta ahora estaba en la bruma.
Cuando digo "en la bruma", quiero decir en el ámbito de la marginación, de la burla, del chiste. El colectivo trans está progresivamente entrando en la conciencia colectiva como algo digno de ser respetado, y este 2015 que se acerca a su último cuatrimestre parece haber sido un punto de inflexión.
Roma no se hizo en un día, reza el dicho, y con los derechos, la visibilidad y la imagen del colectivo trans ocurre lo mismo. Evidentemente todos los logros que se van consiguiendo no caen del cielo y son fruto del trabajo y el valor de mucha gente.
Ya el año pasado cobró cierta popularidad la serie Transparent, donde se relataba cómo la vida de una familia se veía trastocada por la transición de hombre a mujer del padre. Sin embargo no dejaba de ser una serie hasta cierto punto minoritaria, y además por lo que he sabido gran parte del drama giraba en cómo afectaba a los demás la transexualidad del padre, lo cual le quitaba un poco de fuerza al poder de la serie para fomentar la empatía con el personaje (si vas dedicar tu obra al drama de una persona, deberías en primer lugar centrarte en cómo lo vive dicha persona, y ya en segundo lugar de qué manera eso afecta a su entorno, y no al revés). Por otra parte, el personaje en cuestión, como viene siendo la norma en la industria de la ficción, estaba interpretado por un hombre cisexual (es decir, no transexual), con lo que de nuevo se perdía una oportunidad de oro de darle voz a este colectivo tradicionalmente relegado a papeles de prostituta, secundaria graciosa y demás.
Sin embargo, quién sabe si de alguna sutil manera esta serie ayudó a crear el ambiente apropiado para lo que vendría después, en este año 2015: la irrupción en la cultura popular de una persona que brillaría con luz propia, y que de forma totalmente inesperada, se transformaría en un referente, y pondría cara a todo un colectivo. Una persona que cambiaría la percepción del gran público de lo que es una persona transexual, y se convertiría en eso que llamamos un icono.
Hablo, por supuesto, de Caitlyn Jenner.
Nacida como Bruce Jenner, hasta el pasado año toda su fama se debía a sus logros como atleta, ganando el oro en la disciplina de Decatlón de las olimpiadas de 1976. Bueno, a eso y al reality Keeping Up With The Kardashians, en el que se cuentan en formato de "serie" las idas y venidas de la familia Jenner-Kardashian. La familia Kardashian no es precisamente conocida por haber cambiado el mundo con sus brillantes mentes, y el reality desde luego no es más que el típico escaparate donde presenciar ese mundo de riqueza al que la mayoría nunca accederemos. Sin embargo, la popularidad de este reality ha servido de trampolín para la historia personal de Caitlyn, y si no hubiera sido por la existencia de este programa y de su éxito continuado durante años, la transición de Caitlyn nunca habría logrado tanto eco mediático. Si en vez de provenir de una familia de estrellas de la prensa rosa Caitlyn hubiese sido, qué se yo, filósofa o astrónoma, nunca nos habríamos enterado de su transición y el gran público no se habría visto expuesto de semejante manera a la realidad transexual. Así que ya ves: nunca desprecies el poder de la cultura popular para cambiar la sociedad.
Actualmente Caitlyn Jenner tiene su propio reality, I Am Cait, y así, de repente, tenemos una especie de versión más palomitera y menos sesuda que la anteriormente citada serie Transparent, con lo que el proceso de penetración en la conciencia popular sigue su curso. Y aunque digo que no deja de ser un reality para todos los públicos, quiero que quede constancia de que, por lo que he leído, además de los típicos elementos televisivos, la serie sí está tratando el tema con seriedad, y el punto de vista nunca es extraer comedia o morbo de Caitlyn como persona transexual, sino meterse en su piel y explorar el mundo desde su punto de vista.
Lo que desearía resaltar de toda esta historia es que Caitlyn Jenner no sólo ha puesto nombre y apellido a una realidad poco conocida para la mayoría, sino que, sobre todo, ha cambiado la percepción de mucha gente ante esta realidad. Ha cambiado la cultura, nada menos. Mucha gente, al ver de primera mano los sentimientos y las situaciones a las que se enfrenta Caitlyn, ha podido empatizar con ella, y es así como la sociedad puede dar pasos de gigante: cuando el objeto de las burlas, el morbo o la curiosidad se convierte en sujeto de su propia historia para que los demás la escuchemos. El cambio social que ha puesto en marcha esta mujer es del tipo de los que hacen que determinadas bromas pasen a ser consideradas intolerables y de mal gusto. Y así es como saltó la polémica en las redes sociales cuando, de cara al próximo Halloween, algún listo de pocos escrúpulos puso a la venta un disfraz de Jenner. Eso sí, si leeis los "inspirados" comentarios de la noticia en El Mundo, veréis que aún queda un largo camino por recorrer.
Y es que, como cualquier colectivo tradicionalmente marginado, los transexuales hacen frente a su propio subgrupo de insultos, mitos y muestras de ignorancia. En esa misma sección de comentarios se puede leer a uno diciendo que como mujer ha quedado "fea"...como si su objetivo hubiese sido conseguir más belleza. Hale, pues ya está, si la naturaleza no te hace muy agraciado, cámbiate de sexo, que es una forma súper rápida y sencilla de estar más guapo y no te trae ningún problema. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes! El próximo año, en lugar de ponerse bótox, los famosos van a empezar a cambiarse de sexo en masa para estar más atractivos, ya lo estoy viendo. Otro tiene la lúcida teoría de que Jenner se cambió de sexo para lograr más notoriedad y conseguir dinero. Claro que sí, hombre, uno se embarca en algo tan carente de problemas y facilón como cambiar de sexo por ganar dinero. No hay más que ver a todas esas transexuales millonarias que vemos por la calle conduciendo ferraris. Otros comparan vestirse de monja o cura en general con vestirse de una persona en concreto, y no ven dónde está la burla en hacerlo y además poner el disfraz de marras a un modelo particularmente viril, por si no queda suficientemente claro que el objetivo del disfraz es burlarse de la famosa por su transexualidad como algo intrínsecamente ridículo.
En fin. Para acabar la entrada, dejo aquí este vídeo donde una chica transexual mexicana, Victoria Volkóva, hace un recuento de todas las preguntas y comentarios chorras que está hasta el gorro de escuchar. Vale la pena verlo, para reírse un rato, para pensar y abrir la mente... y para sentir una cierta vergüenza al darte cuenta de que sí, muchos hemos estado ahí y alguna vez hemos dicho algo por el estilo. Nunca se deja de aprender.
Cuando digo "en la bruma", quiero decir en el ámbito de la marginación, de la burla, del chiste. El colectivo trans está progresivamente entrando en la conciencia colectiva como algo digno de ser respetado, y este 2015 que se acerca a su último cuatrimestre parece haber sido un punto de inflexión.
Roma no se hizo en un día, reza el dicho, y con los derechos, la visibilidad y la imagen del colectivo trans ocurre lo mismo. Evidentemente todos los logros que se van consiguiendo no caen del cielo y son fruto del trabajo y el valor de mucha gente.
![]() |
Carla Antonelli, la primera mujer transexual en acceder a un cargo de representación parlamentaria en España |
Ya el año pasado cobró cierta popularidad la serie Transparent, donde se relataba cómo la vida de una familia se veía trastocada por la transición de hombre a mujer del padre. Sin embargo no dejaba de ser una serie hasta cierto punto minoritaria, y además por lo que he sabido gran parte del drama giraba en cómo afectaba a los demás la transexualidad del padre, lo cual le quitaba un poco de fuerza al poder de la serie para fomentar la empatía con el personaje (si vas dedicar tu obra al drama de una persona, deberías en primer lugar centrarte en cómo lo vive dicha persona, y ya en segundo lugar de qué manera eso afecta a su entorno, y no al revés). Por otra parte, el personaje en cuestión, como viene siendo la norma en la industria de la ficción, estaba interpretado por un hombre cisexual (es decir, no transexual), con lo que de nuevo se perdía una oportunidad de oro de darle voz a este colectivo tradicionalmente relegado a papeles de prostituta, secundaria graciosa y demás.
Sin embargo, quién sabe si de alguna sutil manera esta serie ayudó a crear el ambiente apropiado para lo que vendría después, en este año 2015: la irrupción en la cultura popular de una persona que brillaría con luz propia, y que de forma totalmente inesperada, se transformaría en un referente, y pondría cara a todo un colectivo. Una persona que cambiaría la percepción del gran público de lo que es una persona transexual, y se convertiría en eso que llamamos un icono.
Hablo, por supuesto, de Caitlyn Jenner.
![]() |
El salto definitivo fue esta icónica portada para Vanity Far. |
Nacida como Bruce Jenner, hasta el pasado año toda su fama se debía a sus logros como atleta, ganando el oro en la disciplina de Decatlón de las olimpiadas de 1976. Bueno, a eso y al reality Keeping Up With The Kardashians, en el que se cuentan en formato de "serie" las idas y venidas de la familia Jenner-Kardashian. La familia Kardashian no es precisamente conocida por haber cambiado el mundo con sus brillantes mentes, y el reality desde luego no es más que el típico escaparate donde presenciar ese mundo de riqueza al que la mayoría nunca accederemos. Sin embargo, la popularidad de este reality ha servido de trampolín para la historia personal de Caitlyn, y si no hubiera sido por la existencia de este programa y de su éxito continuado durante años, la transición de Caitlyn nunca habría logrado tanto eco mediático. Si en vez de provenir de una familia de estrellas de la prensa rosa Caitlyn hubiese sido, qué se yo, filósofa o astrónoma, nunca nos habríamos enterado de su transición y el gran público no se habría visto expuesto de semejante manera a la realidad transexual. Así que ya ves: nunca desprecies el poder de la cultura popular para cambiar la sociedad.
Actualmente Caitlyn Jenner tiene su propio reality, I Am Cait, y así, de repente, tenemos una especie de versión más palomitera y menos sesuda que la anteriormente citada serie Transparent, con lo que el proceso de penetración en la conciencia popular sigue su curso. Y aunque digo que no deja de ser un reality para todos los públicos, quiero que quede constancia de que, por lo que he leído, además de los típicos elementos televisivos, la serie sí está tratando el tema con seriedad, y el punto de vista nunca es extraer comedia o morbo de Caitlyn como persona transexual, sino meterse en su piel y explorar el mundo desde su punto de vista.
Lo que desearía resaltar de toda esta historia es que Caitlyn Jenner no sólo ha puesto nombre y apellido a una realidad poco conocida para la mayoría, sino que, sobre todo, ha cambiado la percepción de mucha gente ante esta realidad. Ha cambiado la cultura, nada menos. Mucha gente, al ver de primera mano los sentimientos y las situaciones a las que se enfrenta Caitlyn, ha podido empatizar con ella, y es así como la sociedad puede dar pasos de gigante: cuando el objeto de las burlas, el morbo o la curiosidad se convierte en sujeto de su propia historia para que los demás la escuchemos. El cambio social que ha puesto en marcha esta mujer es del tipo de los que hacen que determinadas bromas pasen a ser consideradas intolerables y de mal gusto. Y así es como saltó la polémica en las redes sociales cuando, de cara al próximo Halloween, algún listo de pocos escrúpulos puso a la venta un disfraz de Jenner. Eso sí, si leeis los "inspirados" comentarios de la noticia en El Mundo, veréis que aún queda un largo camino por recorrer.
Y es que, como cualquier colectivo tradicionalmente marginado, los transexuales hacen frente a su propio subgrupo de insultos, mitos y muestras de ignorancia. En esa misma sección de comentarios se puede leer a uno diciendo que como mujer ha quedado "fea"...como si su objetivo hubiese sido conseguir más belleza. Hale, pues ya está, si la naturaleza no te hace muy agraciado, cámbiate de sexo, que es una forma súper rápida y sencilla de estar más guapo y no te trae ningún problema. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes! El próximo año, en lugar de ponerse bótox, los famosos van a empezar a cambiarse de sexo en masa para estar más atractivos, ya lo estoy viendo. Otro tiene la lúcida teoría de que Jenner se cambió de sexo para lograr más notoriedad y conseguir dinero. Claro que sí, hombre, uno se embarca en algo tan carente de problemas y facilón como cambiar de sexo por ganar dinero. No hay más que ver a todas esas transexuales millonarias que vemos por la calle conduciendo ferraris. Otros comparan vestirse de monja o cura en general con vestirse de una persona en concreto, y no ven dónde está la burla en hacerlo y además poner el disfraz de marras a un modelo particularmente viril, por si no queda suficientemente claro que el objetivo del disfraz es burlarse de la famosa por su transexualidad como algo intrínsecamente ridículo.
En fin. Para acabar la entrada, dejo aquí este vídeo donde una chica transexual mexicana, Victoria Volkóva, hace un recuento de todas las preguntas y comentarios chorras que está hasta el gorro de escuchar. Vale la pena verlo, para reírse un rato, para pensar y abrir la mente... y para sentir una cierta vergüenza al darte cuenta de que sí, muchos hemos estado ahí y alguna vez hemos dicho algo por el estilo. Nunca se deja de aprender.
domingo, 2 de marzo de 2014
Campo de batalla: la alfombra roja
Esta noche tendrá lugar la ceremonia de entrega de los Oscar, y habrá un momento en particular que muchas personas esperarán con intriga: el momento en que Cate Blanchett cruce la alfombra roja. La cuestión es: ¿qué harán los cámaras? ¿Qué hará ella? ¿Se repetirá esto?
Para los quien no la hayan leído, en la gala de los SAG, un cámara hizo un barrido de los pies a la cabeza del vestido dentro del cual estaba metida Cate Blanchett. La actriz se sintió tan despersonalizada como la frase que acabo de escribir, y en un gesto sin precedentes en una alfombra roja, se agachó para buscar con la vista el objetivo, y le preguntó al cámara si este tipo de planos se los hacían a los chicos también. Evidentemente la pregunta era retórica...
Por otro lado, en otro acto de rebeldía alfombril, en la ceremonia de los Globos de Oro (sí, ya sabes, "la antesala de los Oscar") de este 12 de enero, la actriz Elizabeth Moss, cuando se vio expuesta a la Mani-Cam (un invento del canal E! que consiste en una mini alfombrita roja donde las actrices exponen su manicura), ni corta ni perezosa giró la mano y le sacó el dedo corazón a la cámara, la cual cortó la toma al instante y con increíbles reflejos. Pero ahí quedaba la pequeña declaración no verbal de principios de Moss.
El análisis de los modelitos que lucen las actrices en las entregas de premios se ha convertido, desde hace ya mucho, en una parte crucial de todo asunto. Algunas revistas de cine le dedican secciones. Las revistas del corazón se lanzan en plancha al asunto, y elaboran listas de la más elegantes, las más atrevidas, las peores vestidas, etc. Según el medio que cubra el asunto, el interés de todo se desplaza desde su sentido digamos primigenio (los logros artísticos de los intérpretes) hasta prácticamente sólo el aspecto estético. Sí, sí, vale, Fulanita Pérez estaba nominada al Óscar por su emocionante interpretación de una campeona de natación que lucha por la gloria mientras se enfrenta una enfermedad incurable a la vez que descubre que fue adoptada. Pero aquí lo que de verdad nos importa es saber si iba guapa o qué. Mención aparte merece todo el tema de la relación edad-belleza de Fulanita, y ay de ella si el cirujano de turno no ha logrado hacer un buen trabajo: la misma industria que la presiona para que se mantenga permanentemente atractiva, le caerá encima salvajemente para despedazarla.
Generalmente, los hombres se han visto más a salvo de este juicio y ejecución pública, partiendo ya de la base de que sus trajes de etiqueta son infinitamente más homogéneos y uniformes (el esmoquin y el traje de chaqueta tienen sus límites, aunque los hay que están dispuestos a ponerlos a prueba), y los peinados y complementos masculinos tampoco tienen un gran peso. Sí es cierto que desde hace unos años hemos empezado a ver, con cuentagotas, a algún que otro hombre siendo objeto del escrutinio público tras haber pasado por el quirófano sin resultados positivos (el pobre Mickey Rourke es casi el Santo Patrón de los Hombres Mal Operados: en cualquier reportaje que hable de este tema, ten por seguro que le nombrarán, con la fotito de rigor del antes y el después).
Así que una vez más nos encontramos con un ejemplo más de la mujer empleada como florero, como objeto bello y decorativo, que no sólo debe responder de su trabajo oficial como actriz o cantante o abogada, sino que también está tácitamente obligada a ser bella y seductora. Sí, lo entiendo: finalmente las entregas de premios son fiestas, y como tales cada uno trata de llevar sus mejores galas y estar lo más guapo/a posible, pero ¿justifica esto que en muchos casos se termine hablando más del look que del mérito artístico de las actrices? ¿Deben las mujeres aceptar que las cámaras las escaneen de arriba abajo cual código de barras?
Veremos si la gala de esta noche nos trae alguna sorpresa más de este tipo. Para acabar, una foto para el recuerdo de otra actriz nominada que decidió también pasarse las normas no escritas por el forro...
Para los quien no la hayan leído, en la gala de los SAG, un cámara hizo un barrido de los pies a la cabeza del vestido dentro del cual estaba metida Cate Blanchett. La actriz se sintió tan despersonalizada como la frase que acabo de escribir, y en un gesto sin precedentes en una alfombra roja, se agachó para buscar con la vista el objetivo, y le preguntó al cámara si este tipo de planos se los hacían a los chicos también. Evidentemente la pregunta era retórica...
Por otro lado, en otro acto de rebeldía alfombril, en la ceremonia de los Globos de Oro (sí, ya sabes, "la antesala de los Oscar") de este 12 de enero, la actriz Elizabeth Moss, cuando se vio expuesta a la Mani-Cam (un invento del canal E! que consiste en una mini alfombrita roja donde las actrices exponen su manicura), ni corta ni perezosa giró la mano y le sacó el dedo corazón a la cámara, la cual cortó la toma al instante y con increíbles reflejos. Pero ahí quedaba la pequeña declaración no verbal de principios de Moss.
![]() |
Entre esto y lo de antes, los cámaras de E! no ganan para sustos |
El análisis de los modelitos que lucen las actrices en las entregas de premios se ha convertido, desde hace ya mucho, en una parte crucial de todo asunto. Algunas revistas de cine le dedican secciones. Las revistas del corazón se lanzan en plancha al asunto, y elaboran listas de la más elegantes, las más atrevidas, las peores vestidas, etc. Según el medio que cubra el asunto, el interés de todo se desplaza desde su sentido digamos primigenio (los logros artísticos de los intérpretes) hasta prácticamente sólo el aspecto estético. Sí, sí, vale, Fulanita Pérez estaba nominada al Óscar por su emocionante interpretación de una campeona de natación que lucha por la gloria mientras se enfrenta una enfermedad incurable a la vez que descubre que fue adoptada. Pero aquí lo que de verdad nos importa es saber si iba guapa o qué. Mención aparte merece todo el tema de la relación edad-belleza de Fulanita, y ay de ella si el cirujano de turno no ha logrado hacer un buen trabajo: la misma industria que la presiona para que se mantenga permanentemente atractiva, le caerá encima salvajemente para despedazarla.
Generalmente, los hombres se han visto más a salvo de este juicio y ejecución pública, partiendo ya de la base de que sus trajes de etiqueta son infinitamente más homogéneos y uniformes (el esmoquin y el traje de chaqueta tienen sus límites, aunque los hay que están dispuestos a ponerlos a prueba), y los peinados y complementos masculinos tampoco tienen un gran peso. Sí es cierto que desde hace unos años hemos empezado a ver, con cuentagotas, a algún que otro hombre siendo objeto del escrutinio público tras haber pasado por el quirófano sin resultados positivos (el pobre Mickey Rourke es casi el Santo Patrón de los Hombres Mal Operados: en cualquier reportaje que hable de este tema, ten por seguro que le nombrarán, con la fotito de rigor del antes y el después).
Así que una vez más nos encontramos con un ejemplo más de la mujer empleada como florero, como objeto bello y decorativo, que no sólo debe responder de su trabajo oficial como actriz o cantante o abogada, sino que también está tácitamente obligada a ser bella y seductora. Sí, lo entiendo: finalmente las entregas de premios son fiestas, y como tales cada uno trata de llevar sus mejores galas y estar lo más guapo/a posible, pero ¿justifica esto que en muchos casos se termine hablando más del look que del mérito artístico de las actrices? ¿Deben las mujeres aceptar que las cámaras las escaneen de arriba abajo cual código de barras?
Veremos si la gala de esta noche nos trae alguna sorpresa más de este tipo. Para acabar, una foto para el recuerdo de otra actriz nominada que decidió también pasarse las normas no escritas por el forro...
![]() |
En la redacción de esta entrada ningún animal sufrió daños |
lunes, 26 de noviembre de 2012
El canon
Los cánones siempre han estado ahí, invisibles pero inevitables. A lo largo de la historia han ido transformándose y adaptándose a los tiempos, pero quizás nunca tanto como hoy en día han ejercido su influencia más dañina: hacer sentir mal. Si me preguntas en qué momento el monstruo dejó de ser una lagartija y se empezó a convertir en Godzilla, yo diría que fue la primera vez que alguien posó delante de una cámara y cobró un sueldo trabajando como... "modelo".
La palabra modelo, si nos centramos en la primera definición que da el diccionario, copio y pego del DRAE, significa: "Arquetipo o punto de referencia para imitarlo o reproducirlo". Y aquí está el problema. Las personas que se dedican a trabajar como modelos están ahí para servir al resto de la sociedad de recordatorio constante de lo que deberían ser, de lo que deberían imitar, y en definitiva, de lo que nunca van a ser. Todas las operaciones, todas las dietas y todo el maquillaje del mundo nunca bastarán para otorgarte lo que la naturaleza no te haya dado.
En los últimos años el listón ha ido subiendo poco a poco, y actualmente ni los propios modelos son ya lo bastante perfectos. El Photoshop, una herramienta tremendamente útil para retocar fotos que tenían defectos de iluminación, exposición o para mejorarlas de cualquier manera, encontró un uso inesperado: lograr que sobre el papel la gente de por sí guapa alcanzase cotas de belleza directamente imposibles en la vida real.
Finalmente, toda la industria de la belleza (las revistas del corazón, la moda, el maquillaje...) se sustenta en una campaña constante para promover la baja autoestima. "Tal cual eres no sirves", es el mensaje, básicamente. Desde luego no es sano tener sobrepeso, pero si echas una ojeada a las revistas del kiosko, en seguida te darás cuenta de que cuando apuntan con el dedo acusador a tal famosa, la preocupación de la revista X no es la salud de Fulanita, sino que haya tenido el "atrevimiento" de irse a la playa y ponerse un bikini pese a tener michelines. ¿Cómo se ha atrevido? Como castigo, la horca pública: una portada y su nombre en letras fluorescentes. Y si el ejemplo lo pongo en femenino no es casualidad... y aquí conecto con uno de los temas centrales del blog: las chicas sin duda sufren esta campaña de acoso y derribo mucho más intensamente. Y si invertimos los roles y quizá la chica de cuerpo perfecto está en la playa acompañada de su novio, el cual, oh dios mío, tiene barriga cervecera, el veredicto es casi peor: la chica es tonta o está con él "por interés". Al parecer es imposible querer a una persona por su forma de ser, y no hablemos ya de la posibilidad de que te resulte atractiva una persona con kilos de más. ¡Herejía!
La gran mayoría nos preocupamos en mayor o menor medida por nuestro aspecto, sería hipócrita negarlo. En definitiva nuestro cuerpo, nuestra cara, nuestra ropa, son la primera seña de identidad que tenemos antes de que los demás nos lleguen a conocer personalmente, y ya sea poniéndote pantalones extra anchos de cantante de hip-hop como tiñéndote el pelo de rubio o poniéndote ropa cara, estás mandando un mensaje. Pero pese al bombardeo de los medios, uno debería tratar de cerrar los ojos, taparse los oídos y decidir por sí mismo. Mirarte al espejo y pensar que, aunque no seas igual que la gente de la tele y las revistas, estás bien como estás, puede ser un reto. Pero vale la pena intentarlo, ¿no?
lunes, 27 de agosto de 2012
"Espléndida"
"Fulanita, fantástica tras su embarazo"
¿Cuántas veces al año lee uno este titular en las revistas "del corazón"? La historia siempre es similar: determinada famosa, cuya profesión siempre es modelo, actriz, cantante o presentadora (aquí las astronautas o las escritoras no valen), conocida por su belleza, es mostrada en la portada de la revista X saliendo de las aguas de alguna playa "paradisíaca" luciendo un sensual bikini y una figura "espléndida", escasas semanas o días tras haber dado a luz. Dentro de la revista, quizás la famosa en cuestión explique la "dieta" que ha llevado a cabo para lograr bajar mucho peso en tiempo récord (dietas que se resumen básicamente en morirse de hambre durante unos días). Lo que pasa es que el embarazo y el parto no suelen ser cosas muy compatibles con las figuras que estos medios consideran espléndidas.
Y no tienen por qué serlo. La prioridad no debería ser estar guapísima diez segundos después de haber dado a luz, ni tampoco lucir las ropas de diseños más espectaculares mientras dura el embarazo. Estar embarazada y tener un hijo te puede hacer guapa de una manera muy concreta (o no: hay embarazos que llegan a ser un suplicio, y tras el nacimiento aparece el riesgo de la depresión post-parto), pero en todo caso es una belleza muy distinta a la que muestran las revistas de moda. Pero la cuestión, lo que importa de verdad, es que has dado a luz a una persona. ¿Quiero decir con esto que las madres tendrían que vestirse en chándal y camiseta de publicidad del supermercado de la esquina para mostrar que lo importante es el niño? No, a menos que a la madre le importe un pepino sus aspecto y le dé la gana llevar cualquier cosa con tal de estar cómoda, lo cual me parece totalmente defendible y válido. El problema es que tengo la sensación de que para los medios, el primer y único factor a considerar es EL ASPECTO, y lo demás da absolutamente igual.
Por cosas como esta, y por miles más, la prensa rosa y las revistas de belleza me parecen simple y llanamente uno de los cánceres de nuestra sociedad. Es posible que determinadas personas posean una genética que les permite recuperar una figura igual a la que tenían antes del parto. Es posible también que, si no la genética, otras personas posean una cuenta bancaria que les permita las cremas, los tratamientos, los preparadores físicos y todos los medios del mundo disponibles para ir en contra de la tendencia biológica natural y conseguir que las revistas te den el "aprobado" en sus portadas. ¿Poseen el 99% de las mujeres del planeta Tierra una de las dos cosas? ¿Es de verdad necesario que las posean?
Finalmente, ¿para qué sirven estas portadas? Pues para lo único para lo que suelen servir estos medios: para fomentar la baja autoestima. Para presentar modelos estéticos inalcanzables. Para servir de espejo deformante. Para decirte: Tú nunca serás así.
No todo el mundo desea ser padre. No todo el mundo que lo desea puede ser padre. Y mucha gente que lo desea consigue cumplir ese deseo. Y si este es tu caso, ¿importa de verdad algo más?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)