miércoles, 30 de enero de 2013

Detrás del chiste

Hace no mucho tiempo, la gente usaba el e-mail masivamente para reenviar mensajes acerca de personas (ficticias: bastaba buscarlo en Google) que quizás podrían pagarse una operación para curarse si lo reenviabas a cientos de contactos. Otros trataban de supuestas causas a las que apoyar añadiendo tu nombre a la larga lista y reenviándolo (no quedaba muy claro qué pasaba con la gente que no ponía su nombre completo, o ponía un apodo, o cuyo nombre era tan común como para que hubiera varios cientos llamados igual sólo en su región... por no decir que no se explicaba quién se dedicaba a recopilar esos nombres y mandarlos al destino adecuado). Teníamos los clásicos mensajes sobre que el messenger, Hotmail, Facebook, etc. iban a ser de pago a menos que reenviases el mensajito a ocho millones de personas. Y también estaban los chistes.

 La actual herramienta de comunicación masiva es el Whatsapp, y como tal, ya tiene sus propios mensajes en cadena. Incluidos los chistes.

Los chistes, ahí donde los ves, son algo así como una foto polaroid de las entrañas de la sociedad. Sencillos, directos, espontáneos, en ocasiones ingeniosos y graciosos, a menudo efímeros. Directos y sencillos porque no suelen pararse en sutilezas: recogen el pensamiento común más extendido y lo exponen en forma, al menos en teoría, graciosa. Efímeros porque en muchas ocasiones tratan de noticias recientes, y en cuanto el asunto deja de estar de actualidad, el chiste pasa al olvido para siempre.

Otros chistes no se basan en la actualidad, sino en creencias e ideas más arraigadas. Recientemente recibí este (nota: copio y pego tal cual, sin hacer ninguna corrección ni ortográfica, ni sintáctica ni de ningún tipo) explicando por qué Colón pudo descubrir América. Ahí va: 

"Cristobal Colon pudo descubrir America solo porque ¡¡ERA SOLTERO!!
Si Cristobal Colon, hubiese tenido una esposa, habria tenido que escuchar:

-¿Y por que tienes que ir tu?
-¡Nunca vas a ver a tu madre y vas a ir a ver a las Indias!
- ¿Y por que no mandan a otro? que pasa, ¿que tu eres el mas tonto?
- ¡Todo lo ves redondo! ¿Estas loco o eres idiota?
- ¡No conoces ni a mi familia y vas a descubrir el nuevo mundo!
- ¿Que escondes? ¡Ni siquiera sabes adonde vas!
- ¿Y solo van a viajar hombres? ¿Quien se lo va a creer?
- ¿Y por que no puedo ir yo si tu eres el jefe?.... ¡a mi nunca me llevas de viaje!
- ¡Desde luego, ya no sabes que inventar para estar fuera de casa!
- ¡Si cruzas esa puerta yo me voy con mi madre! ¡Sinvergüenza!
- ¿Y quien es esa tal Maria? ¿Que Pinta? ¿Y dices que es una Niña?... ¡Vete a la mierda!... ¡Salido!
- ¿Que la Reina va a vender sus joyas para que viajes? ¿Me crees tonta o que? ¿Que tienes con esa vieja?
- ¡No permitire que vayas a ningun lado! ¡siempre te las apañas para dejarme sola!
- No va a pasar nada si el mundo sigue plano. Asi que no te vistas que... ¡no vas!"


 Ahí lo tienes. Basta leerlo para sentirte transportado a un mundo que creíamos más lejano de lo que estaba realmente: un mundo en el que el feminismo nunca existió. Un mundo en el que las mujeres sólo sirven para limpiar la casa y hacer la comida. Un mundo en el que las mujeres "se van con su madre" (porque ni trabajan ni la casa la han pagado ellas también, claro). Un mundo en el que las mujeres desconfían unas de otras por sistema y creen que todas pretenden "robarle" a su marido. Un mundo en el que los hombres están deseando desembarazarse de la pesada de la "parienta" para irse con los colegas de farra (ella no tiene vida social ni se va de viaje). Casi la puedo ver, con la cabeza llena de rulos y el rodillo de amasar el pan en la mano, gritando desde la escalera, mientras Pedro escapa a toda velocidad en el troncomóvil. 

Y como guinda del pastel, quien me envió este mensaje era una chica. El machismo siempre es dañino, pero me parece especialmente triste y desesperante cuando, como en este caso, da muestras de estar tan enraizado en la mente de la sociedad, que incluso una de sus propias víctimas es incapaz de verlo a dos centímetros de su nariz, y le resulta "gracioso".  

Como decía, los chistes muy pocas veces son inocentes. A menudo contienen una carga ideológica y cultural, más o menos oculta por una capa de comicidad que la puede hacer pasar casi desapercibida. Cuando reenvías un chiste, estás propagando un mensaje. Quizás el verdadero culpable no sea el propio chiste, sino la sociedad que lo ha creado. 

¿Quieres colaborar en mantener inmóvil esa sociedad machista en que la mujer es sólo una máquina de limpiar y cocinar amargada y mandona? ¿O quieres luchar contra ella?

miércoles, 9 de enero de 2013

Pelear por el pelo

El día 1 de octubre del pasado año, un usuario dejó un comentario en la página de facebook de una cadena de televisión estadounidense, explicando que la señorita negra que presentaba el tiempo era muy agradable, pero que tendría que llevar una peluca o dejarse el pelo más largo, y a continuación se preguntaba si quizás la chica padecía algún cáncer.

Obviamente, lo que pasaba es que la presentadora en cuestión, Rhonda Lee, había decidido que su pelo tomase la forma natural que una persona de raza negra tiene: rizado y compacto, y con tendencia a crecer hacia arriba, y no en forma de larga melena lacia, como tantísimas famosas con orígenes africanos. Ante el silencio de la cadena, la propia Rhonda Lee decidió escribir una respuesta a este señor. En ella, con un lenguaje certero y respetuoso, explica que esa es la forma natural de su cabello, que le gusta tal cual es y que no desea hacerse un tratamiento de alisado como tantas otras hacen para que su cabello parezca más "europeo". Y que además con ello espera mandar un pequeño mensaje a sus espectadores, en particular a los más pequeños: que la belleza puede ser de muchos tipos, y que tu aspecto no tiene por qué condicionar tus metas.

Lamentablemente, esto último casi nunca es cierto, y en su caso tampoco lo fue: la cadena KTBS-TV decidió despedirla, basándose en una política interna por la cual los empleados no deben responder a ataques verbales vertidos en internet, a menos que sea con una "respuesta apropiada". Y si la respuesta de la presentadora no lo era, vete a saber cuál podría serlo...Como la propia Rhonda Lee explica, su decisión de llevar su pelo con este estilo le ha traído ya más de un problema, ante gente que ha opinado que quizás era demasiado "racial".

Y llegamos otra vez al corazón de la cuestión, que es como siempre el canon estético, esa camisa de fuerza que mira por encima del hombro y condena al destierro cualquier manifestación de identidad que se salga de sus márgenes. Entramos en terreno pantanoso: hay modelos y artistas de todas las razas famosas por su belleza, y es muy común que en los casos en los que la raza en cuestión no es la caucásica, estas modelos resalten lo orgullosas que están de su herencia genética y/o cultural. Y sin embargo, a menudo nos encontramos con que van...

Con el pelo alisado.
O teñido de rubio.
Con los párpados operados para variar su curvatura.
Con la piel aclarada.
Con la nariz operada para reducirla.
Con los ojos retocados con photoshop para ser verdes o azules.

En resumen: todas las modificaciones realizadas sobre el cuerpo, ya sean con medios quirúrgicos, químicos o tecnológicos, van dirigidas a hacer que la belleza en cuestión parezca más caucásica. ¿Es esto realmente una muestra de orgullo por tus raíces?

Mentiría si dijera que no lo entiendo. La presión de los medios es muy fuerte, el bombardeo es constante, y los modelos que se apartan del canon oficial son escasos... y los que hay, si se atreven a hablar, como la protagonista de esta historia, son atacados y silenciados. Nuestro cuerpo en definitiva es nuestro, y somos libres (en agunas partes del mundo, al menos) de elegir la estética que deseemos. Maquillarnos o dejarnos la cara lavada, ponernos piercings y tatuajes o no hacerlo, teñirnos el pelo de azul o raparnos al cero. Pero vale la pena pararte a pensar si eso que haces, sea lo que sea, lo haces por decisión propia o si es la mano invisible de la presión social de la estética imperante la que te está empujando. A la vez que te hace creer que eres libre.