jueves, 29 de enero de 2015

Personajes gays de Disney: dentro del armario de papel

¿Disney? ¿Personajes gays? Quizás al leer el título, más de uno se quede incrédulo. La productora de dibujos animados más famosa del mundo no parece muy propensa a reflejar la diversidad social, a primera vista. Tardamos un montón de años en poder ver a la primera princesa Disney negra (aprovecho el paréntesis para reivindicar la maravillosa Tiana y el sapo, de 2009, y lamentar que después de ella hayan abandonado la animación tradicional), y entre tanta caucásica frecuentemente rubia sólo me vienen a la cabeza una princesa india, Pocahontas, y otra asiática, Mulan. Y respecto a la sexualidad, pues peor todavía. Hace un par de años, Frozen pareció tantear el asunto entre metáforas y guiños semiocultos... sin embargo, pese a lo que parezca, esta no era la primera vez que lo hacían.

Y es que seguro que más de una vez te ha pasado. Vuelves a ver una película de cuando eras pequeño, y de repente caes en la cuenta. Todos aquellos chistes que de niño no pillabas, todas aquellas subtramas que pasaron volando muy por encima de tu tierna cabecita, todo aquel subtexto que el guión escondía y entonces eras incapaz de ver... Estaban ahí, esperando ser decodificados por una mente adulta. Aunque los dibujos animados y las películas infantiles, en general, tienen un público diana muy concreto, los animadores y guionistas no dejan de ser gente adulta, y a veces son un poco traviesos y meten determinados elementos que sólo los adultos pillarán a ver la peli.

Fue pensando en todo esto que empecé a caer en la cuenta de que incluso una compañía tan orientada a la familia como Disney, estandarte de la moral tradicional, ha ido metiendo sus pequeños mensajes subversivos. El otro día, en los comentarios de la entrada sobre Frozen, un lector anónimo opinaba que, aunque aún no son capaces de pronunciarse abiertamente sobre estos temas, Disney en varios detalles ha demostrado una actitud muy gay friendly, dedicando por ejemplo días a colectivos LGTB en sus parques de atracciones. Y respecto a las películas en sí, concretamente en lo que a sexualidad se refiere, hay un puñado de personajes que no tienen para nada pinta de ser heterosexuales. ¿No te lo crees? Pues acompáñame por este recorrido y analizaremos unos cuantos...

La Sirenita (1989):  Úrsula
Este personaje tiene truco. Sí, efectivamente se trata de una mujer (bueno, una mujer-pulpo). Lo que pasa es que la inspiración de Úrsula, con esa mirada penetrante, esas cejas imposibles, ese maquillaje y ese pelo alocado, venía ni más ni menos de Divine, una famosa drag queen. Esto no es una teoría mía, sino algo confirmado por los creadores.

Imagen obtenida de http://asylumfornerds.blogspot.com.es/2014/06/5-reasons-why-ursula-from-little.html

La bella y la bestia (1991): Lefou y los tres amigos de la taberna
"Vaya tiarrón es Gastón", cantaba Lefou ("el loco", en francés) en su canción dedicada a babear sobre describir a su alto y viril amigo Gastón. Lefou en general tiene bastante pluma, y su interés principal en la vida parece ser Gastón... Respecto a los tres compis del bar, ellos también brindan por Gastón al oir la frase "You can ask any Tom, Dick, or Stanley / And they'd tell you whose team they'd prefer to be on!", es decir, "Pregúntale a fulanito o menganito, y te dirán en qué equipo querrían jugar". En inglés, la expresión "jugar para el otro equipo" significa ser gay, ¡y no me lo invento!


Pocahontas (1995): Wiggins
Wiggins era el ayudante de Ratcliffe, el malo de la peli, pero a diferencia de este, en el fondo no era mal tipo, aunque tuviera que trabajar para él (¡y eso que le vino recomendadísimo!). En fin, Wiggins es uno de esos casos que comentaba al principio de la entrada de cosas que a uno se le pasan por alto cuando es pequeño. Si vuelves a ver la película, no te cabrá duda de que los creadores de la peli (y los actores de voz) lo concibieron como un personaje gay. 


Mulan (1998): Chien Po
Aquí, a diferencia de otros casos, estamos ya hilando bastante fino, y tampoco se puede hablar un subtexto claro de que este personaje sea gay. Pero algo hay. Veamos: Chien Po es uno de los tres amigos que Mulan conoce durante su estancia en el ejército; se trata de un hombre gordito, grande y de buen carácter. El caso es que en un momento dado, los tres guerreros se ponen a cantar sobre las ganas que tienen de acabar la guerra y estar con una mujer. Y mientras los otros dos se imaginan cómo serían sus chicas, el bueno de Chien Po se imagina a su hipotética mujer cocinando para él. La canción da a entender que lo que ellos echan de menos es, ejem, un tipo de necesidades que en una peli de Disney no se pueden explicitar, y a todas estas, Chien Po, si piensa en una chica, no es a nivel sexual, sino para que le haga la cena. Da que pensar...


Atlantis (2001): Helga Sinclair
Vale, volvemos al terreno de la ambigüedad. La ayudante del malo principal de la peli en ningún momento se define sexualmente como lesbiana, pero si nos ponemos a mirar, la verdad es que la chica tiene bastante pluma. Y de echo, el personaje, aunque la peli no dejara mucha huella en la cultura popular, se convirtió en un pequeño icono lésbico para algunas chicas. (Ahí tienes tres enlaces, pero si buscas en Google hay más).


Lilo & Stitch (2002): Wendy Pleakley
Wendy Peakley, el simpático y nervioso alienígena de esta maravillosa peli, parece algo así como el resultado de una apuesta de los guionistas de cuántos guiños sobre la ambigüedad sexual pueden meter en un personaje. Para empezar, aunque es extraterrestre y por tanto técnicamente ajeno a los conceptos humanos de género y sexualidad, está claro que Wendy, como personaje, está diseñado para que nosotros, el público, le percibamos como de sexo masculino. Sin embargo, ocurre que es bastante femenino en comparación con su compañero Jumba, y se viste de chica a menudo (en la adaptación animada para la tele lo seguía haciendo), lo cual según él mismo explica le encanta. Su relación con Jumba da la impresión de matrimonio bien avenido aunque con sus peleas sin importancia... Ah, y no sé si mencioné ya que se llama Wendy.



Enredados (2010): el bar The Snuggly Duckling y sus clientes
En cierto momento de esta fantástica película, Rapunzel y Flynn entran en un tenebroso bar, donde pasan el rato, medio en penumbra, un montón de tíos muy viriles y de aspecto un tanto amenazador, vestidos con todo tipo de armaduras, máscaras, cuero... Finalmente los muchachos resultan ser encantadores, y se hacen amigos de la entusiasta y alocada Rapunzel. Esta peli ya me pilló más mayor, y en este caso, la fuente de inspiración de los animadores de Disney me pareció bastante evidente desde el primer momento: es un bar de ambiente en plan leather. El giro interesante y divertido es que estos personajes con ropas de aspecto un tanto sadomaso y en un primer momento tan inquietantes, resultan ser unos tipos simpáticos y dispuestos a compartir con ella una canción sobre sus sueños por cumplir en la vida (unos sueños que, por cierto, parecen un catálogo de clichés sobre los gays: decoración de interiores, repostería, danza...). En una peli infantil, el hecho de que unos personajes buenos tengan un diseño así es algo para subrayar, ya que normalmente la ecuación es "oscuro = malvado". Por cierto, en cierto modo esta escena del bar  me da la impresión además de ser una parodia de la Ostra Azul, aquel pub de ambiente en el que siempre entraban por accidente los polis de Loca academia de policía, y donde los clientes, hombres con bigotes y ropa de cuero, compartían un casto baile de tango con los protagonistas. Una curiosidad: mientras me documentaba para esta entrada, descubrí que existe realmente un bar gay llamado The Snuggly Duckling en Orlando, Florida.



Y aquí lo dejo. ¿Se te ocurren más ejemplos?

jueves, 1 de enero de 2015

Anne Igartiburu, el frío y la mujer como elemento decorativo

Esta nochevieja, Anne Igartiburu, la presentadora todoterreno de Televisión Española, tuvo un final de año complicado. Una vez más llegó la hora de presentar las campanadas en televisión, y una cosa quedó muy clara: los modistos no necesitan la misma cantidad de tela para hacer la ropa de ellos que la de ellas. Y es que si en la anterior entrada hablaba del desnudo, en esta me centraré en la ropa. 

La pasada noche, cada cadena de las principales hizo su apuesta para retransmitir las campanadas de fin de año, y unas cuantas optaron por la clásica pareja de presentador y presentadora. Presentador-de-aspecto-normal y presentadora-buenorra, podría especificar. Una combinación perenne y omnipresente en la televisión que anoche fue particularmente notoria para todo el mundo debido a las circunstancias meteorológicas. Hablando en plata: hacía un frío que pelaba, y mientras que en La Primera cadena de TVE Ramón García llevaba un traje de chaqueta y su icónica capa, Anne Igartiburu lleva un ligerito vestido rojo con transparencias que apenas la tapaba y le dejaba los brazos y los hombros al descubierto, cubriendo lo demás con un tejido semitransparente según la zona. No, no es el traje que te pondrías para dar un paseo por los Alpes en enero. Los que siguieron Twitter esa noche pudieron disfrutar de unos cuantos memes y chistes a costa de la situación, y de los gestos de tensión a causa del frío que ponía la pobre Anne.

"Sólo diez minutos más... sólo diez minutos más..."


En el caso de Cristia Pedroche, digamos que tampoco adquirió su traje en la zona de montañismo del Decathlon, y se puede decir que le faltó poco para ir directamente desnuda, ya que su traje era casi completamente transparente. Frank Blanco, su compañero, no llevaba capa, pero sí el correspondiente traje de chaqueta. Dafne Fernández, para Mediaset, iba bastante tapada comparada con las dos anteriores, y también la acompañaban una simpática troupe de actores bien enchaquetados. En Antena 3, Anna Simón, por su parte, lucía un sensual escote, y estaba acompañada de Carlos Sobera, de nuevo sobriamente vestido (ahora ya sabemos por qué la prensa nunca cubre los desfiles de ropa masculinos ni habla de la ropa de los miembros masculinos de la realeza, ni de los actores nominados al Óscar: ¡no hay nada que decir sobre ellos!).

Llevar la ropa interior a juego tiene sus ventajas

El frío que hizo esa noche (que siempre hace, evidentemente, dadas las fechas) y el gesto de incomodidad de Anne no fue sino la anécdota que puso de relieve algo muy enraizado en nuestra cultura audiovisual:

El rol de la mujer como elemento decorativo. 

Defiendo totalmente el derecho de cada persona a sentirse atraída o no por el tipo de hombre o mujer que desee, pero no podemos ignorar que existe un canon de belleza que rige nuestra cultura, y echando un vistazo a las parejas o grupos de presentadores de la pasada nochevieja, no cuesta nada distinguir un patrón: una chica convencionalmente atractiva, vestida con un traje que resalta o deja ver parcialmente su figura, y un hombre de aspecto normal y corriente bien tapadito. Seguro que Frank Blanco, Carlos Sobera, el Langui, Ramón García o Jesús Bonilla tienen sus fans, pero es obvio que no entran dentro del mismo grupo que sus compañeras de campanadas, y que yo sepa este evento lo siguen no sólo hombres heterosexuales deseando ver a buenorras, sino gente de toda clase y condición. Por otra parte, quiero que quede claro que no estoy diciendo que una chica no pueda vestirse como le venga en gana, y si lo que le apetece es llevar ropa sexy, pues evidentemente tiene toda la libertad para hacerlo. Pero la pregunta es, ¿por qué sistemáticamente tiene que ser la chica la que haga el rol de reclamo sexual?

¿Recordáis algún tándem televisivo de presentador buenorro / compañera normal? Es posible que lo haya, pero parece que es un fenómeno escaso, y se trata de una de esas excepciones que confirman la regla.

Como dato esperanzador, leyendo un poco parte de la prensa y los tuits de anoche, tengo la sensación de que el público colectivamente empieza a caer cada vez más en la cuenta en esta clase de machismo soterrado, y quizás con el tiempo empecemos a ver las cosas cambiar. Y si no quién sabe, a lo mejor el próximo año Ramón García demostrará que es un caballero de Bilbao y cubrirá con su capa a la elegante, pero aterida, Anne Igartiburu.

"Y si no, que me llamen a mí el año que viene. El frío a mí nunca me molestó".