viernes, 23 de marzo de 2018

Black Panther (2018) y El Rey León (1994): 24 años y seguimos sin reinas

 Recientemente, al salir de ver la nueva peli de Marvel, Black Panther, comentaba con una amiga la gran diferencia en la representación femenina con respecto a otras películas de de su universo cinematográfico, donde como mucho siempre había una chica o dos en un elenco de muchos, muchos hombres (y por falta de fuentes no es, porque si hay hay algo que los cómics tienen para dar y regalar son mujeres heroínas). En Black Panther, sin embargo, la presencia femenina era abundante, y por esta vez la peli conseguía incluso aprobar el test de Bechdel. Además el papel de las mujeres no es algo anecdótico tipo "novia/madre de", sino con gran peso en la trama, teniendo en cuenta que la guardia real, las Dora Milaje, son un ejército compuesto por mujeres, y que la principal ingeniera de la tecnificada sociedad de Wakanda es Shuri, la hermana de T'Challa.


Sin embargo mi amiga observó un detalle que se me había pasado por alto y que me hizo matizar un poco el grado de progresismo de la película: "Sí, hay muchas mujeres y todas hacen cosas, pero al final es lo de siempre: se muere el rey y a nadie se le pasa por la cabeza que su esposa, la reina, podría seguir reinando. Y cuando hay un combate para decidir el siguiente gobernante, no se presenta ninguna de esas mujeres guerreras", dijo. Ups. Pues es cierto. Pese a la abundante presencia femenina en la historia y el peso que tienen en esta, la realidad es que al nivel más profundo siguen siendo los hombres los que marcan el transcurso de la historia, y finalmente todas esas mujeres no dejan de ser sus comparsas. Fuertes e inteligentes, pero comparsas en definitiva. Y es que el rayo de esperanza para que acaben ganando los buenos llega cuando se descubre que Black Panther en realidad no había muerto, y puede volver a tomar la Hierba en Forma de Corazón que le otorga superfuerza y demás (de nuevo, obsérvese que de manera significativa durante la película sólo se ve a hombres tomando esta hierba). En fin, que está muy claro. Es un hombre el que tiene que ser el rey y salvar a los demás, y las mujeres pueden ayudarle.

Todos estos detalles me hicieron recordar una película de 1994 que emplea tramas y temas similares, y que en definitiva cae en lo mismo: El Rey León, de Disney.

Y tanto que era un "ciclo sin fin", que veinticinco años después seguimos igual.
Con la diferencia de que en aquella la diferencia de trato del personaje de Simba y el de Nala era aún más obvia y estaba más subrayada todavía. Desde que era un cachorro Simba ya sabía que antes o después él iba a ser el rey, como se encargaba de recordar a todo el mundo en la famosa canción. Lo curioso es que la película incluía dos escenas de peleas entre Simba y Nala, su futura esposa, una cuando eran pequeños y otra cuando eran adultos, y en ambas ocasiones era Nala quien ganaba. Es decir: los guionistas estaban estableciendo hasta en dos ocasiones que Nala peleaba mejor que Simba. En un buen guión nada es gratuito, nada ocurre porque sí, sino que cada cosa que se dice y ocurre significa algo. Sin embargo, en una peli con un guión tan bien construido como El Rey León, sorprende que finalmente este detalle no tenía ninguna relevancia en el final. Una vez Simba había huido al exilio, el último papel de Nala era ir en su busca y convencerle de que su pueblo le necesitaba. Seguía siendo algo coherente con la psicología de Nala, de la que se nos había mostrado que era valiente y decidida, frente a Simba, más inmaduro y con tendencia a eludir las responsabilidades. A nivel temático era coherente: Simba por fin se hacía adulto y asumía su obligación, volviendo al reino y enfrentándose a Scar. Pero argumentalmente, la pregunta del millón era: Si Nala, como la propia peli había mostrado, era mejor guerrera que Simba, ¿por qué no luchó ella misma contra Scar?

Porque Simba tiene algo que ella no tiene. No me refiero a la melena.
 A lo largo del vasto mar de Internet encontrarás a más gente que se hace esta pregunta, y buscan complejas explicaciones que racionalicen esta decisión de los guionistas (eso los que no se tapan las orejas y gritan "es sólo una peli"); porque no olvidemos que toda ficción sale de la cabeza de alguien. La respuesta en mi opinión está muy claro que no está en el propio guión, sino en el mundo que nos rodea; ese mismo mundo por el que las monarquías se heredan de padres (varones) a hijos (varones) y las hijas, o las mujeres en general, sólo son candidatas si no hay ninguna opción más de cromosoma XY por delante de ellas.

Hacemos fast forward a 2018 con Black Panther y seguimos básicamente en el miso punto, aunque ahora tengamos a muchas Nalas rodeando al Simba de esta ocasión. La historia ha ido transformando y ampliando el rol que las mujeres pueden ocupar, en la ficción y en la realidad, pero el hecho es que a nivel profundo, aquí el que corta el bacalao sigue siendo el hombre.