miércoles, 17 de octubre de 2018

OT, la mariconez y el origen de las palabras



Resumen rápido para aquellos que no se hayan enterado de la polémica (¿queda alguien?). La semana pasada, en Operación Triunfo, asignaron la canción Quédate en Madrid, de Mecano, a los concursantes Miki y María. La canción incluía los versos "Siempre los cariñitos / me han parecido una mariconez / Y ahora hablo contigo en diminutivo / con nombres de pastel", y María la concursante dijo que preferería no cantar la palabra "mariconez", aún entendiendo que la letra se escribió en otra época. Se sugirió cantar "estupidez" o "gilipollez". Para qué fue aquello: primero dio su opinión al respecto Joe Pérez Orive, miembro del jurado del concurso, que básicamente dijo que cambiar una letra era una violación a los derechos de los autores (aunque no sería la primera vez que se hace en OT, como bien sabe Becky G). Después habló en Twitter Ana Torrroja, y como vocalista de Mecano su opinión tenía más peso. Explicó que nadie podía acusar a Mecano de homofobia, siendo encima ellos autores de la canción Mujer contra mujer (que si bien siento que a día de hoy la letra tiene partes que han quedado un poco añejas, no dejará nunca de ser una canción muy bella, y fue un agradecido gesto de apoyo a las lesbianas en una época donde las cosas en España estaban mucho más crudas). Añadía que no se podía confundir una expresión coloquial con un insulto homofóbico. A partir de ahí la bola de nieve fue creciendo, Jose María Cano finalmente prohibió cualquier modificación, y entró al trapo gente de todo el espectro ideológico. Ayer sin ir más lejos leía que El Sevilla, cantante de Mojinos Escozíos, le predecía a María un futuro de fracaso y olvido por creída, y me pareció que además de estar siendo un poco cruel, los Mojinos en realidad no son el mejor ejemplo a la hora de predicar el "respeto" a otros artistas. Recuerdo perfectamente una canción donde decían que iban a hacer un sacrificio y escuchar un disco de Enrique Iglesias...

En fin, basta de prólogo: a continuación, lo que yo pienso. Antes de empezar, quiero decir que esto que ha sucedido en OT no es más que la anécdota, un ejemplo concreto que nos va a venir muy bien para hablar sobre un tema más profundo y complejo: el origen y el significado de las palabras, y su carga semántica.

Lo primero es lo primero: no, no pienso que Mecano sean homófobos. La homofobia se demuestra con actos, y que yo sepa Mecano más bien han defendido la libertad en ese sentido. Respecto a la canción, no, tampoco pienso que utilizasen la palabra "mariconez" con intenciones ofensivas. En el contexto de la letra queda claro que la están empleando como sinónimo de "ñoñería", "cursilería", etc. Muchas personas que han participado en este debate supongo que se han sentido atacadas, porque ellas mismas emplean las palabras "maricón", "mariconada" y etc. sin intenciones homofóbicas, sino como simples sinónimos de "bobo" o "tontería" (y dicho sea de paso, me parece significativo y esperanzador que la gente se ofenda porque teman ser percibidos como homófobos: es una muestra de lo lejos que hemos llegando). ¿Dónde está entonces el problema?

Imagen del vídeo "Mujer contra mujer"

Pues en que el lenguaje no sale de la nada, así de forma espontánea e inocente. El lenguaje es creado por una sociedad que tiene unas ideas, unas opiniones y creencias, y las palabras son el recipiente donde se ponen esos conceptos. Cuando decimos de una persona que es "obesa", a un nivel puramente de significado estamos diciendo lo mismo que si decimos que es "una foca". Pero, ¿verdad que no lleva la misma carga una expresión que otra? Y sin embargo no son más que palabras. Pero es que las palabras no están vacías: tienen una carga semántica, un equipaje que las acompaña.

En esta canción, la palabra "mariconez", derivada de "maricón", está haciendo referencia a ser un cursi, un blando: algo femenino, es decir, algo propio de maricones. Porque si de algo está lleno el lenguaje es de expresiones que asocian ser homosexual, y en general ser femenino, con cosas chungas: ser cobarde ("no seas mariquita, sé un hombre"), ser débil ("quita de ahí, nenaza"); las cosas tontas son "mariconadas", y en definitiva ser maricón es lo que nadie quiere, porque marica el último. ¿En serio alguien se cree que todas estas expresiones y más que me estaré dejando son así por casualidad? Evidentemente estas expresiones fueron creadas por una sociedad que era muy homofóbica, una que considera que ser homosexual es básicamente ser un hombre fallido, débil, cursi, tonto... No me extraña nada que a una millennial como María, nacida y criada en una época muy distinta, donde empezó a florecer la idea de que cada persona es distinta y todas las orientaciones sexuales son respetables, le chirríen los oídos, y no desee cantarla.



Por supuesto, el autor de una canción es quien tiene la última palabra, y está en todo su derecho de vetar o permitir lo que desee. Pero lamento que toda esta polémica no le haya hecho reflexionar sobre por qué la sociedad que creó su lengua materna decidió aludir a la homosexualidad cuando se hablaba de cursilería. Lamentablemente, salvo sorpresa de última hora, se verá obligada a hacerlo, así que los defensores de la supuesta inocencia del lenguaje y del no dejar que las cosas cambien han ganado la partida esta vez.

Sentirán que cuando dicen estas y otras palabras, no están tratando de ofender a nadie ni ser homofóbicos. Y será verdad. Pero no tendrán razón cuando afirmen que las palabras no importan, que no han sido creadas con unas intenciones y en un contexto sociocultural, y que no forman un caldo de cultivo. Por eso nadie tiene ningún problema a la hora de salir del armario en ciertos ámbitos, ¿no? Porque desde luego el hecho de que constantemente todo el mundo esté nombrando a las mariconadas y a los maricones (aunque sea de manera metafórica y desligada el significado literal de esas palabras) como lo peor de lo peor te hace sentir muy a gusto y bienvenido en cualquier sitio, ¿verdad? 

En cualquier caso, que haya surgido este debate me parece algo valioso, porque aunque sea fugazmente nos ha hecho reflexionar sobre las palabras que usamos, sus orígenes y el contenido que traen consigo. 
Siempre los cariñitos Me han parecido una mariconez Y ahora hablo contigo en diminutivo Con nombres de pastel

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Siempre los cariñitos Me han parecido una mariconez Y ahora hablo contigo en diminutivo Con nombres de pastel

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