martes, 10 de septiembre de 2013

Crepúsculo, 3ª parte: Jacob

"No tienes que cambiar por mí, Bella. Ni decirle adiós a nadie". (Jacob, siendo más claro que el agua).

"¡Eres una hipócrita! ¿Qué pasa, no soy el tipo de monstruo adecuado para ti?" (Jacob, enfrentándose a la dificultad insalvable de ser incapaz de resplandecer bajo el sol).

"Let's face it: I'm hotter than you". (Jacob a Edward, anotándose un punto con un juego de palabras un tanto intraducible en español...)

"¿Pero es que no tiene camisetas?" (Edward acerca de Jacob, leyendo los pensamientos de todo el público no adolescente).


Y paro ya con las citas. Ay, Jacob. Con Jacob las cosas, por un momento, tuvieron la posibilidad de ser muy distintas. El joven hombre lobo era uno de los personajes más simpáticos de la saga y uno de los mejor caracterizados: era un chico normal, abierto y afable, con intereses y hobbies (¿qué le interesa exactamente a Edward? ¿Aparte de poner caras de angustia y perseguir obsesivamente a Bella?), buena persona y con un cierto sentido del humor. Sí, Jacob es en algunos momentos capaz incluso de hacer reír a Bella. Eso desde luego no está al alcance de cualquiera. Por otra parte, Jacob, de manera muy significativa, es el candidato favorito de Charlie, el padre de Bella, seguramente el personaje con la cabeza mejor amueblada de toda la saga. (Me viene a la mente la escena en la que Renée, la madre, inmadura y descerebrada, completamete de acuerdo con que su hija se case con 18 años; y Charlie, siempre cuerdo y razonable, visitan la super casa de los Cullen, y observan un cuadro compuesto de cientos de sombreros de graduación. Renée: "¡Qué creativo!". Charlie: "O extraño"). 

El pobre Jacob se ve obligado a hacer para Bella un papel duro y desagradecido muy presente en el mundo real: el de muleta emocional. No hace falta leerse los cuatro libros ni ver todas las pelis para ver venir desde el principio que el elegido finalmente será Edward. Pero claro, la historia no podía ser despachada tan rápido, así que una de las múltiples formas de alargarla un tanto innecesariamente (entre giros de guión con poco sentido, amenazas que vuelven una y otra vez, secundarios que finalmente no aportan demasiado a la trama principal...) era introducir un falso triángulo amoroso. Falso porque desde el principio estaba claro que el tercer vértice sobraba. Así que desde muy pronto se hace evidente que el bueno de Jake está ahí para apoyar a Bella, para cogerla cuando cae (literalmente), para darle calor y para quitarse la camisa todas las veces que haga falta y más.

Sin embargo, la autora no podía soportar que uno de los personajes más queridos acabase compuesto y sin novia, así que se sacó de la manga un horroroso giro de guión cuando inventó el concepto de (redoble de tambor) la imprimación.

Y aquí las cosas sí se torcieron de verdad.

Entre sus poderes está el ser inmune a los resfriados
La imprimación es básicamente algo inquietantemente similar a la pedofilia. Resulta que en esta historia, los hombres lobo poseen una especie de capacidad mística por la que, nada más ver a la persona adecuada, se "impriman" de ella, y la convierten en su futura novia (vale la pena resaltar que en la historia sólo se da el caso de hombres imprimándose de mujeres; y la única mujer-lobo de la historia, Leah, la cual es tratada además de como una indeseable, como una extraña excepción, nunca se imprima de nadie, lo cual da pie a más reflexiones sobre los roles de género en esta saga...). Cuando una persona se imprima de otra, es algo así como que la señala con su amor verdadero y definitivo, y a partir de ese momento no puede estar con nadie más. Por otra parte, la mujer "objeto" de la imprimación (nunca mejor dicho), se ve prácticamente obligada a ser la futura novia del hombre lobo en cuestión. Es perfectamente posible, y así ocurre en la saga, que dicha mujer sea aún un bebé. Un bebé. Cuando esto es así, el hombre lobo vivirá siempre cerca de ella, actuado como una especie de figura paterna, dándole todos los cuidados necesarios, ganándose su confianza y convirtiéndose en una figura de referencia hasta que el bebé vaya creciendo, y llegada la edad de consentimiento, pueda oficialmente iniciar una relación de pareja con su hombre lobo designado. Llegado este punto, la chica imprimada, después de haber recibido tanto amor y dedicación, irremisiblemente corresponderá a los sentimientos del hombre lobo.

Los problemas con este concepto son evidentemente dos: por un lado, que prácticamente se anula el libre albedrio de la persona imprimada, y por otro, los evidentes paralelismos con la pedofilia.Sin duda Stepehenie Meyer concebía esto como algo profundamente románico y hermoso, y como la forma ideal de atar todos los cabos sueltos ("¡Jacob pasa a formar parte de la familia de Bella, y todos tan contentos!"). Mucho más sencillo y sin tantas implicaciones habría sido que Jacob y Leah se enamoraran, puesto que tenían bastante en común y estaban en igualdad de condiciones, pero en fin...

El hecho de que la imprimación pueda tener lugar sobre mujeres que aún son niñas o directamente recién nacidas, y el posterior desarrollo de la reación entre el imprimador y la imprimada, hace que tenga un enorme paralelismo con el concepto del grooming, que se define como “todo tipo de acciones deliberadas de una persona adulta para ganarse la confianza de un menor a través de Internet con el fin de obtener concesiones de índole sexual”, sólo eliminando lo referente a internet, que en definitiva no es más que el medio empleado.

Como ya digo, evidentemente las intenciones de Stephenie Meyer no irían por ahí, pero es increíble que nadie de su entorno se diese cuenta del subtexto de todo este tema de la imprimación y le aconsejasen eliminarlo o alterarlo profundamente durante la edición del borrador original. Bastaría, de hecho, con dos pequeños cambios: que sólo pudiese ocurrir entre dos personas que han alcanzado un cierto grado de madurez psicológica y sexual, y que fuese un proceso mutuo, y no algo en lo que la chica no tuviera ningún poder de decisión.

Así que nada, volviendo a Jacob Black, no queda más remedio de retirarle su medalla de candidato ideal en vista de todo esto. Seguro que si Charlie se hubiera enterado de toda esta historia él tambien habría cambiado de idea...