viernes, 6 de septiembre de 2013

Crepúsculo, 2ª parte: Bella

"Así es como voy a recordarte. Mejillas sonrosadas, dos pies izquierdos." (Jacob durante la boda de Bella, antes de ser convertida en vampiro y convertirse definitivamente en una Mary Sue).


"Nunca me he sentido normal. Porque no soy normal. Ni lo quiero ser." (Bella, resumiendo el por qué de su desprecio por el 99% de los humanos que la rodean). 

A la hora de analizar a Bella me vienen a la mente dos enfoques distintos: desde el punto de vista literario y desde el punto de vista de los roles de género. Desde ambos hay mucho que decir sobre la "heroína" de la historia.

¿Y por qué las comillas? Porque Bella es protagonista de la historia casi como una pelota de tenis es protagonista de un partido de tenis. Los jugadores le dan raquetazos, todo el mundo está con la vista puesta principalmente en ella, y es donde caiga lo que decide el juego. ¿Pero ella hace algo? ¿Es ella la que determina el resultado final?

Bella es una especie de imán en torno al cual todo gira y todo sucede, pero rara vez tiene ella alguna clase de capacidad de acción sobre los sucesos que le ocurren. Y cuando la tiene, es muy reveladora la clase de acción que toma: hace el papel de cebo o de mártir, ambos dos roles más bien pasivos. ¿Que su madre tiene un nuevo novio y desea tiempo a solas con él? Bella agarra su equipaje y se sacrifica largándose a Forks, ese pueblo que odia, para vivir con el santo de su padre (Charlie, el padre más dedicado y preocupado del mundo, con la hija más desagradecida), con quien tiene una comunicación muy poco fluida, por decirlo suavemente. El realismo y la necesidad de esta decisión es cuestionable (¿de verdad necesitaba su madre que su hija, ya adolescente, se mudara a otra punta del país para disfrutar de su independencia?), pero lo vamos a pasar por alto porque si no, nos quedamos sin historia.

Cuando las amenazas vampíricas comienzan a surgir (y todas siempre van dirigidas a ella, de una manera o de otra: es increíble el poder gravitacional de esta muchacha supuestamente vulgar y corriente), Bella a menudo hace el papel de cebo para que los fortachones que la rodean, Edward y Jake principalmente, pero también todas sus respectivas familias y clanes, la salven y destruyan al agresor de turno. Tiene gracia como gente de todo tipo está constantemente arriesgando su vida por Bella, una chica a la que muchos acaban de conocer o con la que no tienen ninguna relación directa.


"¿¡Quién, yo, una Mary Sue!?"


Los poderes magnéticos de Bella se manifiestan también en el instituto de secundaria de Forks, un centro de estudios mágico donde todos los alumnos varones quieren salir con Bella y todas las chicas (excepto una, que está celosa de ella y es descrita como una persona mezquina) desean ser sus amigas desde el instante en que cruza la entrada. Bella sin embargo no se muestra muy agradecida por este cálido recibimiento que muchos desearían en su primer día en un colegio o trabajo nuevo, y trata a sus compañeros con un cierto desdén, poniendo la mente en blanco cuando hablan de sus cuchicheos sin importancia, utilizándoles cuando necesita algo que la distraiga o lanzándoles pequeñas indirectas que "no está segura de que capten". La única excepción es Angela, un personaje fascinante en el sentido de que es de los escasísimos humanos que son descritos en términos positivos (por supuesto, una de las principales formas en que se manifiesta su bondad es en lo amable y respetuosa que es con Bella). Mención aparte merce Jessica, que aunque es descrita como una tonta envidiosa y descerebrada, tiene una de las escenas en mi opinión más memorables de la saga cuando da su divertido y emocionante discurso final de graduación, en el que habla de la importancia de cometer muchos errores cuando se es joven, para luego poder aprender de ellos y saber escoger con más sabiduría. Por supuesto Bella no escucha una sola palabra. (Aunque en la película Kristen Stewart sonríe abiertamente y aplaude con ganas a su compañera de reparto, saliéndose por un momento del personaje). No puedo evitar pensar que esta escena fue incluida a propósito por la guionista y el director con el fin de ofrecer un contrapunto a las decisiones tan determinantes que toma Bella en la saga, abandonándolo todo y escogiendo un camino irreversible con sólo 18 años...

Las dos decisiones centrales en la vida de Bella son, por un lado, con quién se quedará, si con el pálido y potencial maltratador psicópata Edward (ya tratado en el artículo anterior, y del que se me pasó comentar una escena en el borrador de novela nunca terminado Midnight Sun, narrada desde su punto de vista y en la que se plantea asesinar a toda la clase, entrando en bastantes detalles sobre la estrategia para hacerlo), o con el hombre-lobo Jacob; y por otro lado, si renunciará a su humanidad y se hará vampira. La respuesta a la primera pregunta es bastante obvia desde el principio, y la segunda lamentablenente también queda decidida muy pronto en la saga, así que lo que nos queda es un largo recorrido de idas y venidas para retrasar el momento en que la parejita se dé el sí y por fin sean felices y coman perdices. Como en los culebrones, vamos.

Si ya era difícil tenerle simpatía a la Bella humana...
Sin embargo es una lástima, ya que como explicaré en la
 siguiente entrada, Jacob por varios motivos sería  el candidato mejor de los dos (excepto por un espectacular factor negativo que hace su aparición en la tercera parte de la saga), como él mismo y algún otro personaje se encargan de subrayar, y respecto a lo segundo, habría estado bien explorar la posibilidad de que fuera Edward el que pudiera renunciar a su vampirismo, y por tanto a su estilo de vida y a su familia, y no que automáticamente fuera Bella la única que debe renunciar a todo por su relación

Y en definitiva, esa decisión, basada de nuevo en el sacrificio, es casi la única importante que Bella toma activamente a lo largo de las cuatro partes de la saga: renunciar a su humanidad, a su familia, a sus amigos humanos (bueno, aquí no pierde mucho: la única que le importaba un poco era Angela), a su ciudad, y, en palabras de Edward, a su alma. Renunciar a todo por su matrimonio. La capacidad de sacrificio de Bella es tal, que en cuanto queda embarazada de Edward y el feto semi-vampiro pone en peligro su vida, está inmediatamente dispuesta a morir por él, dando lugar a uno de los elementos más polémicos y espinosos de la parte final de la saga: la discusión sobre el aborto. Pero en ese jardín no vamos a entrar, que nos desviamos del tema...

Las consecuencias de "perder el alma" (?) al convertirse en vampiro, a diferencia de otras historias de ficción que sí han explorado este concepto, no son en absoluto examinadas, y siendo la saga superficial que es, el vampirismo es presentado como el premio gordo de la lotería: la posibilidad de sentir el mundo con más intensidad, super fuerza, inmortalidad, poderes especiales... Con lo cual no queda muy claro por qué Edward ponía tantas pegas.

En definitiva si algo define a Bella es, por un lado, su rol evidente de arquetipo femenino en el que el público pueda insertarse ("Sí, chica normal y corriente que estás leyendo el libro o estás sentada en el cine: tú también podrías conocer a varios buenorros que se pelearían por ti, y que entenderían lo especial que eres en el fondo"), y por otro su papel como quintaesencia de la mujer como agente pasivo que se deja llevar y toma decisiones en función de los hombres que la rodean. Eso, y una arrogante que trata con desdén a todo el que no supere su elevado listón de belleza física y estatus económico.