lunes, 15 de mayo de 2017

2017: Un pequeño paso del subtexto al texto

 Recientemente vi Alien: Covenant, la nueva entrega de la franquicia de terror espacial. Justo cuando estaba a punto de empezar, ya sentado en la butaca, me enteré de que al parecer entre los miembros de la tripulación había una pareja gay. ¿En serio? Si así era, me sorprendía que el dato había pasado bastante desapercibido, a diferencia de otra peli reciente aspirante a blockbuster de la que hablaré en un momento.

A sabiendas de esto, me dediqué a escudriñar a cada secundario de la peli, en busca de alguna pista (porque evidentemente no iba a ser ninguno de los principales, o el tema habría tenido mucho más bombo). A media peli ya empecé a pensar que estábamos ante un nuevo "caso Dumbledore", en el que nos enteramos de que tal personaje es gay porque el creador de la peli, libro o etcétera lo anuncia en una entrevista, pero en la obra en sí no hay ninguna referencia explícita. Es un fenómeno mucho más frecuente de lo que uno podría creer, y tiene una explicación muy simple: por un lado el creador entrega a sus seguidores LGBT una migajita con la que saciar su sed de verse representados; por otro, conjuramos el peligro de que nos prohíban publicar la obra en Malasia o Alabama.

El caso es que finalmente, a media peli, viene la esperada señal: cuando cierto personaje muere, otro de los tripulantes, con el cual le hemos visto mantener una única conversación previamente, exclama "¡amor mío!". Fin del contenido gay de la peli.

"Teníamos otra escena más, pero el Xenomorfo dijo que le estábamos eclipsando"
Hoy, mientras escribía esto, me enteré de que existía este clip promocional que sirve de prólogo, y que sólo se puede ver en YouTube, en el que todos los tripulantes tienen una cena distendida, y la pareja en cuestión echan un pulso, se muestran más cariñosos y hasta se dan dos besos rápidos... Una pena que la escena haya quedado como clip promocional (y no sólo por el contenido gay, sino porque no le habrían venido mal a la peli más escenas de desarrollo de personajes).

El caso es que me vino a la mente ese otro caso reciente y similar del que hablaba al principio: la peli de los Power Rangers (la cual, dicho sea de paso, disfruté mucho, más que esta de Alien). Según había leído ya en la prensa, Trini, la Yellow Ranger, iba a revelarse como lesbiana. La noticia en este caso sí saltó a los medios, porque tratándose de una peli dirigida a un público más bien infantil, incluir estos contenidos "adultos" (porque la propia existencia de la homosexualidad, para mucha gente, es un tema "delicado" al que los niños no deben ser expuestos demasiado pronto) resultó más polémico, y así, en Rusia le pusieron una calificación de "Para mayores de 18 años". Sin duda Power Rangers debe de ser la peli más blanda e inocente del mundo en compartir esta calificación con cosas como la saga Saw... Aunque tiene una competidora, y de este mismo año: la versión en imagen real de La Bella y la Bestia, a la cual le pasó exactamente lo mismo por su "contenido" gay.

El "contenido gay" de ambas, al igual que en Alien, es de menos de un minuto de duración: como te despistes, entre sorbo del refresco y puñado de palomitas te lo pierdes. La Yellow Ranger tuerce el gesto cuando el Black Ranger le pregunta si sus problemas con chicos son en realidad problemas con chicas. LeFou mira a Gastón con más admiración de la cuenta, y en medio de un baile acaba emparejado, durante un fotograma y medio, con otro hombre. Si en algún país han decido cortar estas escenas o la de Alien por este contenido "controvertido", me imagino los sudores que habrán pasado los censores para mantener la continuidad sin estas largas y detalladas subtramas, tan íntimamente entretejidas con el resto del argumento de sus respectivas pelis que... en fin, me dejo de ironías.

"No, Gastón, lo dice de broma, es solo que me gusta tu tupé"
Con todo esto, parece que 2017 es el año en que hemos subido al siguiente y pequeño escaloncito: del subtexto de antaño hemos pasado al texto. Ya no se trata solo de dos personajes que se miran mucho, o de insinuaciones más o menos de broma con las cuales el espectador podía pensar lo que quisiera. Eso sí: es un texto pequeñito, sin trascendencia en la trama y apenas notorio. Pero no quiero ser desagradecido, porque la intención es buena y al menos ninguno de los directores implicados ha rehuído el tema en sus entrevistas, aún cuando estos pequeños experimentos, como comentaba más arriba, han provocado reacciones negativas en determinados sitios y seguramente dañado la vida comercial de estas pelis...

Las películas que aspiran a blockbusters, como estas tres que menciono, tienen campañas de marketing que son casi estrategias militares, en las que se invierte muchísimo en publicidad, con la esperanza de que tengan un gran rendimiento económico que siga bombeando sangre a la industria. Por ello, están medidas al milímetro para gustar; blanqueadas y descafeinadas hasta quedar del todo desprovistas de cualquier elemento transgresor que pueda ahuyentar a parte del público. Es por eso que incluso pequeños pasos como estos me parecen dignos de respeto, y sólo espero que las grandes productoras sigan este camino, aunque pierdan posibilidades en determinadas taquillas. Y es que sólo arriesgando se puede cambiar el mundo...