We press play, don't press pause
Progress, march on!(Macklemore & Ryan Lewis, "Same Love")
Cuando, durante el verano de 2012, el dúo de hip-hop Macklemore & Ryan Lewis (los que llevaban 20 dólares en el bolsillo) lanzaron el single Same Love, se convirtieron en los pioneros de unas cuantas cosas. La canción, según Wikipedia, logró ser la primera en la historia que defendía el matrimonio homosexual en entrar en el top 40 de Estados Unidos. El single tenía como portada la foto de una pareja real de hombres: el tío de Macklemore y su novio, algo inédito en el mundo del hip-hop, como mínimo del comercial (para más inri, no se trataba de dos jovencitos guaperas que ayudaran un poco a impulsar las ventas, sino de dos ancianos corrientes y molientes, la pesadilla de todo director de márketing). Y respecto a la canción en sí, pues qué añadir a su emotiva y sincera letra, en la que Macklemore expresa sus propias dudas sobre su sexualidad cuando era más pequeño, su tristeza ante la homofobia rampante en el mundo del hip-hop ("Si fuera gay, pensaría que el hip-hop me odia"), el uso extendido de la palabra "gay" para expresar algo negativo, su defensa del matrimonio igualitario aún reconociendo que sólo con eso no se acaba la batalla ("Un certificado en papel no va a solucionarlo todo, pero es un buen principio"), alguna crítica contra la homofobia de la iglesia y, en fin, vale la pena leerla entera.
No descubro la pólvora si digo que, si hay una cosa que caracteriza al mundo del hip-hop, es no ser precisamente muy progresista en lo que se refiere al mundo LGTB. Las letras a menudo son homofóbicas, y en las peleas verbales entre raperos, es habitual cuestionar la "hombría" del rival en cuestión, llamarle maricón, y etcéterea. Las chicas tampoco se libran de su cuota de lesbofobia. Vamos, un ambiente así como de patio de colegio/instituto que en otros ámbitos musicales no se da, o incluso muy al contrario: los artistas se apresuran a dejar clara su postura pro-gay, o incluso fomentar un estatus de icono LGTB, a veces dando la impresión de que lo hacen con el objetivo de no perder un trozo de pastel de público. Ya sabes, si a las giras normales y tal les sumas un Orgullo aquí o un acto especial allá, pues eso que te llevas. (Parezco un desagradecido quizás, pero sólo quiero decir que aunque está muy bien tener tantos apoyos desde el mundo del pop, a veces no puedes evitar sentir que muchos no apelan a tu corazón, sino a tu bolsillo).
Pero volvamos al hip-hop. Como suele pasar, lejos del mundo mainstream, las cosas no están tan atrasadas y hay una cierta escena, no muy grande pero variada, de raperos LGTB. Gente como Deadlee, Katastrophe, Aggracyst, Mykki Blanco, los ya desaparecidos Deep Dickollective y bastantes más. Durante unos años hubo incluso un festival internacional celebrado en varias ciudades dedicado a la escena hip-hop LGTB, el PeaceOUT World Homo Hop Festival, que se le celebró de 2001 a 2008. La página web al parecer estuvo activa tiempo después de la celebración del último festival, pero lamentablemente parece que ya no está disponible. Sigue en pie en cambio la página dedicada al documental que se rodó sobre este evento, Pick Up the Mic, en 2006, en la que puedes encontar un montón de información sobre los artistas incluidos, videos, enlaces y más cosas.
Y agárralo fuerte, que con tanta gente dentro debe de pesar |
En el mundo del hip-hop comercial, en cambio, las cosas no se mueven tanto, pero van apareciendo pequeños chispazos que hacen tener esperanzas. Además del single con el que empezaba la entrada (que dado su éxito, ya se puede considerar mucho más que un "chispazo": más de 100 millones de visitas en YouTube y contando), otras cosas han ido ocurriendo. Algunas un tanto tibias, como la amistad de Eminem con Elton John y su "defensa" del matrimonio homosexual ("Todo el mundo debería tener la posibilidad de ser igual de infeliz, si es lo que desean"), o las palabras de 50 Cent ("Si el presidente Obama está a favor, quién soy yo para ir en contra", "Cada uno que haga lo que quiera"...), todo un progreso teniendo en cuenta las cosas que había rapeado y dicho antes, como cuando bromeó en Twitter sobre el suicidio de un chico agobiado por su homosexualidad.
Kanye West ha puesto su granito de arena también, reconociendo que si bien hasta cierto punto él mismo no dejaba de ser un tanto homófobo ("No me sentiría cómodo yendo a un desfile del Orgullo"), estando en el mundo de la música había comocido a un montón de gays que le habían parecido buena gente, y se cuestionaba la ignorancia que revelaban esos prejuicios. Entre las chicas, tenemos a Azealia Banks, que ha salido del armario como bisexual (aunque no quiere verse encasillada sólo con esa etiqueta), o a Nicki Minaj, que en un momento dado también se definió como tal, aunque luego se retractó... En fin, nos quedan su apoyo a la comunidad LGTB y su alter ego rapero Roman Zolanski, que entre otras cosas es gay.
Nicki Minaj, literal y figuradamente rosa |
Un párrafo aparte se merece el caso de Frank Ocean, que, en un movimiento crucial para la evolución social del mundo del hip-hop, reveló en una impactante carta abierta que unos años atrás estuvo profundamente enamorado de un chico. En el mundo del hip-hop, lleno de rivalidades, Frank Ocean es una de las figuras más universalmente respetadas, y desde el principio las críticas alabando su producción musical han sido casi unánimes. Por otra parte, Frank es miembro del colectivo Odd Future Wolf Gang Kill Them All (a menudo resumido en Odd Future para no pasarte siete días tecleando), no precisamente un rebaño de corderitos, con sus letras violentas y acompañadas de algún insulto homofóbico que otro, con lo que esta salida del armario podía colocarle en una posición delicada, no sólo de cara al mundo hip-hop en general, sino en su propio círculo. Sin embargo, la historia tuvo un final feliz, y Ocean recibió numerosas muestras de apoyo del mundo hip-hop y de la música negra en general: desde Jay-Z y Beyoncé y hermana Solange, hasta Russell Simmons, co-fundador del sello hip-hop Def Jam, pasando por 50 Cent, hasta Tyler The Creator y otros miembros de Odd Future. Una confesión así habría sido impensable unos años atrás, así como una respuesta tan positiva. Desde luego, también le llovieron los comentarios negativos desde Twitter y demás, pero teniéndolo todo en cuenta, el paso es importante y la sensación que deja es que las cosas, paso a paso, van cambiando.
Frank Ocean, mirándote fijamente |
Así que ya veis, incluso en un sector tan homofóbico como este, a paso de tortuga pero sin pausa, las cosas van evolucionando. Así a bote pronto, y comparándolo con el resto de la cultura popular en general (música pop, películas, telecomedias, etc.) diría que en este tema estamos figuradamente a principios de los 90, así que si todo sigue bien, en unos quince años o así las cosas podrían haber cambiado muchísimo. Paciencia, y al toro.