Antes de empezar, un poco de historia, que quizás muchos sabrán ya. Todo comenzó cuando la autora, E.L. James, una fan de Crepúsculo, decidió crear un fanfic (relato realizado por un fan ambientado en el mundo de una serie, película, libro, etc. preexistente) sobre esta obra, pero añadiendo mucho sexo explícito. A todas estas tiene gracia que si a la autora le gustaban tanto las historias con contenido sexual, le gustara una historia tan, tan casta como Crepúsculo, donde solamente hay una escena de sexo insinuada, y que además acaba en un traumático embarazo y posterior parto, pero bueno, que me voy por las ramas. El fanfic en cuestión, Master of the Universe, fue un éxito, y pronto le propusieron a la autora maquillarlo un poco, cambiar nombres, quitar referencias fantásticas y mitológicas, y hala, así salío Cincuenta sombras de Grey, best seller al canto. Me fascina la idea de que una segunda persona se haya hecho millonaria partiendo del material que ya hizo millonaria a una primera, material que en sí mismo además no era muy allá y contenía unas ideas muy cuestionables, pero de eso ya hablé largo y tendido en su momento.
Antes de entrar al trapo tengo que admitir que no he leído ni el fanfic ni los libros, pero sí fragmentos y comparativas sobre ambas obras, y me parece que partiendo de un material tan flojo a nivel literario, y tan espinoso a nivel argumental (la influencia de Crepúsculo se deja sentir), la directora de cine Sam Taylor-Wood ha hecho un trabajo bastante digno con esta adaptación. Los cambios son sutiles pero bastante importantes: la Anastasia interpretada por Dakota Johnson es inocente y un poco tontita, sí, pero tiene su carácter, y es capaz de oponer una cierta resistencia a los abusos que Christian pretende imponerle (otra cosa es que esta resistencia le sirva de algo). Y aquí llegamos al meollo de la cuestión: ¿por qué digo abuso, si ambos firman un acuerdo sobre las prácticas BDSM que van a realizar? Porque el abuso no proviene de ahí, sino de su comportamiento con ella fuera de la cama. En el mundo del sadomaso se habla a menudo de una regla de oro: sensato, seguro y consensuado; es decir que todo lo que se haga tiene unos límites y es consentido y pactado por ambas partes, así que ningún problema en ese sentido.
Lo que ocurre es que al igual que lo era su precursor espiritual Edward, Christian Grey es un celoso patológico, controlador, posesivo e inseguro, y trata a Anastasia no como la adulta que es, sino como una niña a la que controlar, proteger y poseer. La primera alarma salta cuando una noche Ana se emborracha y le llama para reírse se él por ser tan estirado y darse esos aires de importancia (¡punto para Ana!). Y él, escandalizado y preocupado, la localiza inmediatamente (el cómo no se nos explica, pero se insinúa que como es tan millonario, tiene medios para hacer lo que le desee), y va a rescatarla.
Y además la desviste y le pone un pijamita mientras está inconsciente. |
Ahí no queda la cosa. Tras muchos tiras y aflojas, Ana (después de que Christian "corrija su problema de virginidad", según sus palabras) decide que lo del sadomaso no le va, y se despide de él con un breve y claro email. Ah, pero Christian no acepta un no por respuesta, y ahí que se lo encuentra ella en su apartamento, sin haberle abierto la puerta, esperándola, para tener un polvo salvaje que la convenza de lo equivocada que está. El plan le funciona.
"Me encanta cuando los chicos cometen allanamiento de morada por mí, es super romántico". |
Christian, simplemente, no para de dar muestras de ser tremendamente celoso y controlador (se molesta cuando Ana no le dice que va a ir a la ciudad de Savannah a ver a su madre, está en guardia ante cualquier macho que pueda hacer de rival...), pero la peli lo baña todo en una capa de caramelo líquido, con una bonita fotografía, un música romántica, unos actores guapos, y un guión que hace uso intensivo del arquetipo del chico-malote-al-que-la-chica-transforma gracias a su amor. ("¿Qué me estás haciendo, Ana?" Casi puedes oír suspirar al público en un "ooooh" colectivo).
Christian Grey tiene un total de dos expresiones faciales: ceño fruncido o media sonrisa. |
En fin. "Pierde el control", dice el lema de la película en el cartel oficial. Y es que decir "Deja que tu novio te controle y decida por ti" no quedaba igual de romántico...
Por cierto: ¡feliz Día Internacional de la Mujer!