jueves, 1 de enero de 2015

Anne Igartiburu, el frío y la mujer como elemento decorativo

Esta nochevieja, Anne Igartiburu, la presentadora todoterreno de Televisión Española, tuvo un final de año complicado. Una vez más llegó la hora de presentar las campanadas en televisión, y una cosa quedó muy clara: los modistos no necesitan la misma cantidad de tela para hacer la ropa de ellos que la de ellas. Y es que si en la anterior entrada hablaba del desnudo, en esta me centraré en la ropa. 

La pasada noche, cada cadena de las principales hizo su apuesta para retransmitir las campanadas de fin de año, y unas cuantas optaron por la clásica pareja de presentador y presentadora. Presentador-de-aspecto-normal y presentadora-buenorra, podría especificar. Una combinación perenne y omnipresente en la televisión que anoche fue particularmente notoria para todo el mundo debido a las circunstancias meteorológicas. Hablando en plata: hacía un frío que pelaba, y mientras que en La Primera cadena de TVE Ramón García llevaba un traje de chaqueta y su icónica capa, Anne Igartiburu lleva un ligerito vestido rojo con transparencias que apenas la tapaba y le dejaba los brazos y los hombros al descubierto, cubriendo lo demás con un tejido semitransparente según la zona. No, no es el traje que te pondrías para dar un paseo por los Alpes en enero. Los que siguieron Twitter esa noche pudieron disfrutar de unos cuantos memes y chistes a costa de la situación, y de los gestos de tensión a causa del frío que ponía la pobre Anne.

"Sólo diez minutos más... sólo diez minutos más..."


En el caso de Cristia Pedroche, digamos que tampoco adquirió su traje en la zona de montañismo del Decathlon, y se puede decir que le faltó poco para ir directamente desnuda, ya que su traje era casi completamente transparente. Frank Blanco, su compañero, no llevaba capa, pero sí el correspondiente traje de chaqueta. Dafne Fernández, para Mediaset, iba bastante tapada comparada con las dos anteriores, y también la acompañaban una simpática troupe de actores bien enchaquetados. En Antena 3, Anna Simón, por su parte, lucía un sensual escote, y estaba acompañada de Carlos Sobera, de nuevo sobriamente vestido (ahora ya sabemos por qué la prensa nunca cubre los desfiles de ropa masculinos ni habla de la ropa de los miembros masculinos de la realeza, ni de los actores nominados al Óscar: ¡no hay nada que decir sobre ellos!).

Llevar la ropa interior a juego tiene sus ventajas

El frío que hizo esa noche (que siempre hace, evidentemente, dadas las fechas) y el gesto de incomodidad de Anne no fue sino la anécdota que puso de relieve algo muy enraizado en nuestra cultura audiovisual:

El rol de la mujer como elemento decorativo. 

Defiendo totalmente el derecho de cada persona a sentirse atraída o no por el tipo de hombre o mujer que desee, pero no podemos ignorar que existe un canon de belleza que rige nuestra cultura, y echando un vistazo a las parejas o grupos de presentadores de la pasada nochevieja, no cuesta nada distinguir un patrón: una chica convencionalmente atractiva, vestida con un traje que resalta o deja ver parcialmente su figura, y un hombre de aspecto normal y corriente bien tapadito. Seguro que Frank Blanco, Carlos Sobera, el Langui, Ramón García o Jesús Bonilla tienen sus fans, pero es obvio que no entran dentro del mismo grupo que sus compañeras de campanadas, y que yo sepa este evento lo siguen no sólo hombres heterosexuales deseando ver a buenorras, sino gente de toda clase y condición. Por otra parte, quiero que quede claro que no estoy diciendo que una chica no pueda vestirse como le venga en gana, y si lo que le apetece es llevar ropa sexy, pues evidentemente tiene toda la libertad para hacerlo. Pero la pregunta es, ¿por qué sistemáticamente tiene que ser la chica la que haga el rol de reclamo sexual?

¿Recordáis algún tándem televisivo de presentador buenorro / compañera normal? Es posible que lo haya, pero parece que es un fenómeno escaso, y se trata de una de esas excepciones que confirman la regla.

Como dato esperanzador, leyendo un poco parte de la prensa y los tuits de anoche, tengo la sensación de que el público colectivamente empieza a caer cada vez más en la cuenta en esta clase de machismo soterrado, y quizás con el tiempo empecemos a ver las cosas cambiar. Y si no quién sabe, a lo mejor el próximo año Ramón García demostrará que es un caballero de Bilbao y cubrirá con su capa a la elegante, pero aterida, Anne Igartiburu.

"Y si no, que me llamen a mí el año que viene. El frío a mí nunca me molestó".